LA VUELTA AL MUNDO EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS: Días 17 y 18 de marzo

DÍA 17 DE MARZO

ALEA JACTA EST

Según salimos a la calle nos mentalizados de que iba a ser un día de mucha humedad, lo que significaba que íbamos a estar todo el día sudando. Tocaba un día de turisteo así que nos pertrechamos adecuadamente con crema solar, sombrero, agua y calzado cómodo y... adelante.

El hotel tenía un servicio gratuito que te llevaba a alguna de las atracciones importantes más cercanas, así que la aprovechamos y nos fuimos a ver El Gran Palace y el Templo de Wat Pho.

Monumentos = Muchas fotos. Viendo esas bellezas te emocionas enseguida y siempre terminas tirando cientos de fotos que luego te resulta imposible filtrar. Conclusión: Me esperaba un duro día sacando fotos y una terrible resaca filtrando lo mejor. Además me había propuesto no sacar fotos-postal como las que te puedes encontrar fácilmente por internet, intentando buscar otros puntos de vista de los monumentos, buscando algo de originalidad. Si es que me meto en unos líos...

No defraudaron: Impresionantes los recintos mencionados.

Insoportables los merodeadores que se posicionan cerca de los monumentos intentando captarte para su restaurante, llevarte en un tuc tuc, venderte algo… Y es que además de insoportables son incombustibles, son de una tenacidad increíble.

Ya finalizada la visita nos fuimos a comer. Nuestro tema de conversación principal de estos días, como no, era la evolución de nuestro viaje y su futuro. Ya sentados en un restaurante con aire acondicionado (muy importante esto porque con el grado de humedad que hay puedes terminar desquiciado de los nervios), volvimos al tema: Ahora  mismo la salida del país no estaba fácil. La única opción viable que veíamos era irnos a Australia y aguantar estoicamente 15 días de cuarentena obligatoria con el fin de, a partir de ahí, poder seguir avanzando por otros países hacia el Este. Revisando una y otra vez la información actualizada en Internet, sobre los diferentes países de la zona, confirmamos que todos los que nos rodean en Tailandia tienen restricciones muy serias para españoles. Sin embargo vimos que había un posible resquicio para entrar en Vietnam y así poder recuperar la primera de nuestras rutas. Terminando de comer decidimos acercarnos a la embajada de Vietnam en Bangkok, que no estaba muy lejos. Cerraba a las 5 de la tarde, por lo que todavía nos daba tiempo de ver el templo de Wat Arun, que estaba relativamente cerca. Había que pasar el río en un bote de pasajeros, que hace el recorrido cada pocos minutos. Una maravilla, como los anteriores recintos.

En la embajada no duramos ni dos minutos. Imposible. En cuanto vieron el pasaporte español nos mandaron dar media vuelta.

Pues nada, como aquí hay mucho que ver nos fuimos a pasar el  resto de la tarde a Chinatown. No muy diferente al centro histórico en el que estábamos alojados, pero con sabor chino 100%. Tengo que destacar que es toda una experiencia pasear por esas calles llenas de puestos apretados unos con otros, vendiendo cosas de lo más inverosímiles. En esta situación pienso que es un privilegio poder pasear sin apenas turistas y disfrutar de la dura vida de una ciudad como esta. Y las posibilidades para hacer mejores fotos son infinitas. Volvería una y otra vez por esas calles a intentar reflejar un poquitín la esencia de la vida de esta gente.

Y ya siendo hora de sentarnos a tomar algo, vimos allí mismo, en medio del barrio, un imponente hotel que ofrecía terraza con vistas en el piso 23. Pues allá que fuimos. Sabíamos que iba a ser un poco caro pero teníamos la esperanza de que se compensase con buenas vistas. Y así fue.

Ya de vuelta a nuestra zona, decidimos que antes de cenar nos daríamos un buen masaje en los pies. Hay decenas de puestos en la calle y en locales que ofertan todo tipo de masajes. Uno sencillito de media hora en los pies era un capricho más que merecido. Además, al cambio eran menos de 3 € cada uno.

De vuelta al hotel la noticia terrible: España tenía previsto cerrar las fronteras marítimas y aéreas, e invitaba a volver a todos los españoles que estuviesen en el extranjero. Nos queríamos seguir resistiendo a la vuelta, queríamos albergar la esperanza de que a pesar de las dificultades se podía seguir avanzando, pero este vez era el mazazo definitivo a nuestras ilusiones.

No podíamos arriesgarnos a no poder retornar en un largo periodo de tiempo, sobre todo pensando en la familia, y que además pudiese surgirnos algún contratiempo, como enfermedad o accidente que nos obligarse a volver y no poder hacerlo. Y viendo cómo es la sanidad en estos países… Así que, muy a nuestro pesar, decidimos volver.

Era ya tarde, era mejor dejar para el día siguiente la compra de billetes de avión para la vuelta.

































DÍA 18 DE MARZO 

UN  RAMITO DE VIOLETAS

La mañana la dedicamos a descansar. Nos levantamos un poco más tarde, compramos los billetes de avión para la vuelta y nos fuimos a la piscina del hotel. Sencilla pero muy bien.

Por la tarde seguimos con el plan tranquilo. Nos cogimos un barco que hace un largo recorrido por el río hasta llevarnos a lo que vienen a llamar “La City”, es decir, la zona que está llena de rascacielos en los formatos más inverosímiles, edificios mayormente dedicados a hoteles, bancos oficinas… El barco hacía diversas paradas intermedias que permitían bajar y ver los monumentos que estaban en las cercanías. Estaba pensado para dar un servicio similar al de un “autobús turístico”. Nosotros ya habíamos visto la mayoría de los monumentos, así que seguimos hasta el final del trayecto sin bajarnos.

A la vuelta decidimos bajarnos en una parada que anunciaba que allí había un “Mercado de las Flores”. Pensamos que sería algo diferente para ver, y así era. Un enorme espacio donde más que vender ramos de flores directamente al público, se preparaban las flores, en ramos, en bolsas… Se trabajaban en diferentes formatos y colores, me imagino que para todo tipo de eventos o lugares. Muchas de ellas seguro que para adornar los diferentes puestitos que se ven por todas partes dedicados a Buda y otras para los pedestales más grandes, enormes, con la foto del Emperador en una pose del siglo XV. Es increíble pero no os podéis imaginar la cantidad de todos estos espacios que te vas encontrando por las calles, dedicados a ensalzar la figura del Emperador.

El lugar me gustó mucho, más que nada porque tenía el encanto de la naturalidad, puesto que por allí no andan los turistas y la gente  está a lo suyo. Hasta te saludan con una sonrisa más sincera. A dos señoras que les pedí permiso para hacerles una foto me la dieron sin ningún problema. Eso no ocurre en las zonas turísticas, donde seguro que pretenderían sacarme unos dinerillos.

Era pronto pero había anochecido ya. Estábamos a media hora andando de nuestro hotel y decidimos volver gastando suela. A mí me hacía especial ilusión porque no me quería perder un paseo tranquilo por las calles donde hacen sus verdaderas vidas los ciudadanos de Bangkok.

Calles poco iluminadas, estrechas, pero para nada daban miedo o temor. Me llamaron mucho la atención los puestitos de comida y la gente comiendo. Digamos que a nivel primario hay 3 niveles de “restaurante”: El puestitos pequeño que te vende cualquier cosa y que te la comes según vas caminando. El que  además de eso, se ha adueñado de un trozo de acera y ha colocado 4 mesas birriosas con sus sillas para dar un servicio de mayor calidad a sus clientes. Y finalmente el que se ha hecho con una lonjita pequeña, muy pequeña, y hace lo mismo pero en el interior, a salvo del las lluvias torrenciales, cuando llega su época. Son lugares en los que nunca comería, más que nada porque los conceptos de “higiene” no son los mismos y eso podría afectar a mi salud, pero me admira verles a ellos hacerlo con total naturalidad. Pasar al lado de la gente que está sentada en su mesa, comiendo con su hijo, marido, amigo o vecino, no tiene nada que ver con ver lo mismo en la zona turística.

Una experiencia para disfrutarla.

Llegando a nuestro hotel, todo volvió a la “normalidad


















7 comentarios:

Juan L. Trujillo dijo...

Por lo que veo, el Coronavirus, tambien os ha afectado. Pena, después de tantos preparativos, tanto tiempo dedicado y tanta ilusiones.
Un abrazo.

Emilio Manuel dijo...

Se os han sumado todos los hados negativos, aquí ya estamos en el 5 día de confinamientos y nos subimos por las paredes, si no se prolonga, que ya se habla, aun quedan 10 días.

Saludos

Kaki dijo...

Nadie dijo que había que dar la vuelta al mundo de una tirada. Tendrás que plantear el viaje como el camino de Santiago. Por etapas. De todas formas, que os quiten lo bailao.
Suerte y hasta pronto

Unknown dijo...

Aquí os esperamos. Buen viaje de vuelta. Un abrazo

Tracy dijo...

Por lo que veo las mascarillas allí también están a la orden del día, podrías traerte para dar y repartir, que aquí no hay ninguna.

Eneko dijo...

Figura.... seguro que son fotos tuyas y no postales??????

manouche dijo...

Magnifico reportage !
Cuidate bien.

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