
Según he leído en el Economista, España está en el puesto 51 de 183 en cuanto a la “Facilidad para emprender un negocio”.
Así que estaremos de acuerdo en que no hay quien SOR – PRENDA a nadie. Así lo más que te puede pasar es que otros nos SOR – PRENDAN a nosotros. Y esto, muy bueno no me parece.
Pues anda que con lo que cuesta crear una empresa en este país, te encuentras con que lo peor no ha llegado aún: “Emprendedor: Tu Vía Crucis no ha hecho nada más que empezar. En los tres primeros años no pienses en ganar dinero. Bastante si consigues sobrevivir”. O sea, que no sólo hay que aprender sobre la marcha, sino que hay que comprarse un cinturón con muchos agujeros para poder salir adelante. Vamos, que con el acojono que te entra te olvidas enseguida de todas aquellas ideas maravillosas con las que querías “comerte el mundo”. Y ahora sal a la calle y vende. Vende tu producto o servicio con convicción en una sociedad saturada de… todo. SOR – PRENDE a tu potencial clientela. Enamórala.
Y la realidad es que esta situación es realmente dramática ya no sólo por la crisis, a la cual apelamos cuando no sabemos a quién echar la culpa, sino porque da la sensación de que el entramado institucional y social está preparado para anular cualquier atisbo de imaginación en el emprendedor.
Yo personalmente estoy convencido de que cuando una persona decide crear una empresa del tipo que sea, en la cabeza además de ilusión circulan un montón de ideas SORPRENDENTES que están esperando salir desbocadas a la sociedad en cuanto se les ponga un poquito de orden.
Ahora bien, una vez iniciada la aventura lo primero que se encuentra son caminos pedregosos y desprendimiento de tierra y rocas muy difíciles de salvar. Así que poco a poco la ilusión y las ganas de SOR – PRENDER se van quedando sepultadas bajo alguno de esos desprendimientos.
Curiosamente, después de que tienes la ilusión y la capacidad creativa bien enterradas te vienen a salvar:
¡INNOVAR, eso es lo que tienes que hacer!
¡Oiga, pero es que no sé qué es eso!
¡No importa, te ponemos empresas consultoras de apoyo que te van a enseñar!
Y claro, deprisa y corriendo porque hay que gastarse el dinero, ya volvemos a pervertir el sistema. En vez de enseñar a pescar le mandamos al pescador profesional para que saque un par de piezas.
Y que conste que es una crítica a los profesionales de la consultoría. ¡Qué más quisieran ellos que poder sembrar en terreno fértil!
Y así vamos progresando poco a poco en un contexto económico donde los más listos viajan en Ferrari, mientras nosotros seguimos con el SEAT 1500 de antaño, eso sí, con la ilusión de ir cambiando de coche cada 5 años. Y evidentemente, por muy difícil que nos lo pongan seguimos avanzando. Seguimos avanzando muy a pesar de los muchos obstáculos y desprendimientos que encontramos en el camino por una simple razón: porque la capacidad humana para seguir creando es infinita.
Finalizo con una anécdota que me pasó hace unas semanas: Estaba hablando con una compañera sobre un trabajo que teníamos que llevar a cabo me dijo: “De esto mejor te encargas tu que tienes más imaginación”. Yo le respondí: “¿por qué no te paras a pensar un momento? Aparta toda la carga de “desprendimientos” que tienes encima y descubrirás que no necesitas a un “imaginador profesional”. Tu tienes la misma capacidad de imaginar que yo, sólo tienes que ponerte a ello”.
Y es que muchas veces, después de tanto y tanto obstáculo igual tenemos que pensar que el mayor obstáculo está en nosotros mismos.
Nos SOR - PRENDERÍAMOS.
Así que estaremos de acuerdo en que no hay quien SOR – PRENDA a nadie. Así lo más que te puede pasar es que otros nos SOR – PRENDAN a nosotros. Y esto, muy bueno no me parece.
Pues anda que con lo que cuesta crear una empresa en este país, te encuentras con que lo peor no ha llegado aún: “Emprendedor: Tu Vía Crucis no ha hecho nada más que empezar. En los tres primeros años no pienses en ganar dinero. Bastante si consigues sobrevivir”. O sea, que no sólo hay que aprender sobre la marcha, sino que hay que comprarse un cinturón con muchos agujeros para poder salir adelante. Vamos, que con el acojono que te entra te olvidas enseguida de todas aquellas ideas maravillosas con las que querías “comerte el mundo”. Y ahora sal a la calle y vende. Vende tu producto o servicio con convicción en una sociedad saturada de… todo. SOR – PRENDE a tu potencial clientela. Enamórala.
Y la realidad es que esta situación es realmente dramática ya no sólo por la crisis, a la cual apelamos cuando no sabemos a quién echar la culpa, sino porque da la sensación de que el entramado institucional y social está preparado para anular cualquier atisbo de imaginación en el emprendedor.
Yo personalmente estoy convencido de que cuando una persona decide crear una empresa del tipo que sea, en la cabeza además de ilusión circulan un montón de ideas SORPRENDENTES que están esperando salir desbocadas a la sociedad en cuanto se les ponga un poquito de orden.
Ahora bien, una vez iniciada la aventura lo primero que se encuentra son caminos pedregosos y desprendimiento de tierra y rocas muy difíciles de salvar. Así que poco a poco la ilusión y las ganas de SOR – PRENDER se van quedando sepultadas bajo alguno de esos desprendimientos.
Curiosamente, después de que tienes la ilusión y la capacidad creativa bien enterradas te vienen a salvar:
¡INNOVAR, eso es lo que tienes que hacer!
¡Oiga, pero es que no sé qué es eso!
¡No importa, te ponemos empresas consultoras de apoyo que te van a enseñar!
Y claro, deprisa y corriendo porque hay que gastarse el dinero, ya volvemos a pervertir el sistema. En vez de enseñar a pescar le mandamos al pescador profesional para que saque un par de piezas.
Y que conste que es una crítica a los profesionales de la consultoría. ¡Qué más quisieran ellos que poder sembrar en terreno fértil!
Y así vamos progresando poco a poco en un contexto económico donde los más listos viajan en Ferrari, mientras nosotros seguimos con el SEAT 1500 de antaño, eso sí, con la ilusión de ir cambiando de coche cada 5 años. Y evidentemente, por muy difícil que nos lo pongan seguimos avanzando. Seguimos avanzando muy a pesar de los muchos obstáculos y desprendimientos que encontramos en el camino por una simple razón: porque la capacidad humana para seguir creando es infinita.
Finalizo con una anécdota que me pasó hace unas semanas: Estaba hablando con una compañera sobre un trabajo que teníamos que llevar a cabo me dijo: “De esto mejor te encargas tu que tienes más imaginación”. Yo le respondí: “¿por qué no te paras a pensar un momento? Aparta toda la carga de “desprendimientos” que tienes encima y descubrirás que no necesitas a un “imaginador profesional”. Tu tienes la misma capacidad de imaginar que yo, sólo tienes que ponerte a ello”.
Y es que muchas veces, después de tanto y tanto obstáculo igual tenemos que pensar que el mayor obstáculo está en nosotros mismos.
Nos SOR - PRENDERÍAMOS.