LA FOTO: CUCURRUCUCÚ... PALOMA

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SACA EL WHISKY CHELI PARA EL PERSONAL

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Para cuando caímos sepultados por la gran crisis del ladrillo, ya hacía décadas que la lucha de la clase obrera (o lo que quedaba de ella) contra el “capital” estaba perdida. Quizá el error siempre ha sido ese, no reconocer la derrota.

La realidad es que esto ha devenido en una sociedad absolutamente desmovilizada donde a hachazo limpio se van limando derechos que costaron conseguir mucha sangre, sudor y lágrimas.

En este descenso a los infiernos, hemos llegado a una de las etapas más decadentes a las que podríamos... aspirar: Movilizarnos para que nos dejen hacer “botellón” o para reivindicar la mentira como un derecho (hablo de los antivacunas, los neo-fascistas y toda esa tropa de pirados que parece que antes no existía). Eso es todo de lo que somos capaces de protestar... O... ¿Son señales de que la olla está empezando a tener demsiada presión?

 Si miramos los índices de pobreza, de desigualdad, fraude fiscal y..., cómo no, de desempleo juvenil, podemos decir con orgullo que estamos a la cabeza de Europa. ¿Y la corrupción o el fraude fiscal? Somos la envidia de las república más bananeras del mundo mundial. Así que con un cóctel de estas características, ¿No se le podía haber ocurrido a alguien, que cualquier escusa es buena para que se lie cojonuda?

No soy capaz de tener una opinión firme sobre cómo y por qué está pasando realmente lo que está pasando. Siempre hay un montón de factores que mezclados en la proporción adecuada, provocan explosiones sociales como puede ser esta. Lo que sí tengo claro es que vivimos en una sociedad donde la crisis es estructural: La crisis no es la excepción, es la regla. Hace décadas que no hay empleo para todo el mundo y los que trabajan lo tienen que hacer cada vez más horas y por menos dinero. Las únicas oportunidades están en la emigración, y al contrario que en otras épocas, esta vez se van los más preparados.

¿Y cómo reacciona nuestra "amada" clase política cuando los tsunamis vienen de frente? Pues discutiendo a ver si son galgos o podencos.

Lo tenemos más que claro.

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LA FOTO: Del mar y el cielo (y II)

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LA TEORÍA DE LA NEVERA DE YOGURES

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Es otra de esas "teorías" que se me ocurren cuando no tengo otra cosa que hacer.

En el supermercado siempre hay una nevera llena de yogures de todo tipo de variedades, sabores, tamaños, ecológicos o no, desnatados o no, con azúcar o sin, artesanales… Vamos, que la variedad para elegir tiende a infinito. Y cuanto más tienes para escoger, peor.

Llegar a conocer los productos con sus propiedades y tomar una elección en consecuencia, imposible. Ya para eso se necesitarío, al menos, un alto grado de conciencia como consumidor, cuestión que los expertos en publicidad no temen en absoluto. Es más, en un mercado saturado de oferta, la publicidad es un elemento clave para llevarte “el gato al agua”. Las estrategias de diversificación de producto de las marcas están tan desarrolladas, que al final nuestras posibilidades de elegir con verdadera libertad, no existen.

Conclusión, ahí va mi teoría (del nivel del de la semana pasada, por supuesto): Si alguien quiere colocar "su" nuevo yogur en la nevera de yogures... y vender alguno, sólo tiene dos vías: O es un producto absolutamente innovador, que se vende solo o tiene mucho dinero para invertir en marketing. O mejor, las dos cosas a la vez. No hay otra.

En una de estas le contaba lo de la “nevera de yogures” a un amigo que milita en un pequeño partido político que lucha y lucha por ofrecer una alternativa más justa a este mundo de mierda. Y le trataba de hacer entender que lo que él (ellos) ofrecen a la sociedad desde su partido político, se parece mucho a esa nevera de yogures y dado que ni ofrecen un “producto” innovador ni tienen un “duro”, sus posibilidades de éxito son absolutamente nulas.

Evidentemente me miró como diciendo “a este tío se le debe de haber perdido algún tornillo”.

Y cambiamos de tema.

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LA FOTO: Paleta de colores al amanecer (I)

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LA TEORÍA DE LA CAJA DE FRUTA

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Es una teoría mía (bueno, una ocurrencia suena mejor) o al menos eso creo yo, aunque estoy seguro de que alguien ya habrá teorizado sobre el tema.

Esta teoría viene a decir que “un tipo en el medio de una plaza, subido en una caja de fruta diciendo gilipolleces, en un periodo no muy largo de tiempo, consigue un número importante de adeptos”.

Pues así es como me imagino yo a los antivacunas: Un imbécil diciendo chorradas y 4 despistados que pasaban por allí sin nada mejor que hacer, tomándose en serio lo que oyen. Pero como decía Einstein, “la estupidez humana es infinita”, esos 4 enseguida se convierten en 8 y luego en 16. A partir de ahí, sin una sola prueba ni nada que lo sustente, empieza a crecer una bola de nieve que para cuando te das cuenta está a punto de pasarte por encima.

Y yo también sin nada mejor que hacer, pienso en las religiones y en sus comienzos con un iluminado subido en una caja de fruta (en este caso seguro que era una piedra grande) diciendo estupideces y agitando ostentosamente las manos, y veo a la chusma con la boca abierta corriendo desbocada para matar en nombre de dios. Bueno, quien dice religiones dice patrias, dice terraplanistas, dice abducidos… Vendedores de humo de todo tipo. Gente que se aburre mucho, suelo decir también.

Y es que el otro día salieron en la tele dos iluminados de esos que se menten en los hospitales, buscan pasillos vacíos y los graban para demostrar que lo del coronavirus es una conspiración judeo masónica para esclavizarnos. Y sonrío recordando “La Vida de Brian”, que nos resume en hora y media tanta y tanta majadería que nos rodeaba, nos rodea y nos seguirá rodeando.

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LA FOTO: Otro bello amanecer

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BANDERITA TU ERES ROJA...

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¡Qué pesadilla! Cuánto peor estamos más banderas veo por todas partes.

Lo de las banderas siempre me ha echado para atrás. Debe de ser ese espíritu de la contradicción que llevo dentro, pero lo cierto es que siempre que me quieren meter algo con calzador, como que se me arruga el entrecejo.

Tuve una época en la que contaba el número de banderas que aparecían en las películas norteamericanas, por ver el nivel de patriotismo, o patrioterismo seguramente, que tiene el personal. Hay quien cuenta cuantos malos ha matado Rambo en cada película, pues yo contaba banderas. Imposible, a menudo me perdía. ¡Menudo empacho!

El colmo de los colmos (como en los chistes) ha sido ver el careto de Trump abrazado a la bandera. Imposible de digerir. Hasta he tenido pesadillas con esa imagen y mira que me gustan las películas de zombies. La reflexión que me sugiere esa imagen es que si un tipejo como Trump ama tanto a la bandera, imposible que yo pueda tener un sentimiento similar.

Entiendo que las banderas funcionan como el símbolo que aúna inquietudes compartidas en un colectivo, grande o pequeño. Y cuanto más arraigadas y compartidas sean esas inquietudes, más compartido será ese trozo de trapo. No digo yo que siempre sea tan rechazable. Pero conmigo funciona mucho mejor cuando hablamos de causas concretas. Por ejemplo, la bandera multicolor LGTB o la feminista. Pero las que demarcan fronteras y meten en el mismo saco a los depredadores económicos y a los trabajadores… ¡Uhmm! Como que no me veo paseando debajo de la misma bandera con Amancio Ortega o con Juan Roig, presidente de Mercadona.

Y es que además, centrándonos en la bandera española, siempre la he visto como un símbolo del franquismo, por mucho que le hayan quitado el “pollo” y le hayan puesto una corona. Para nada ha conseguido pasar mis filtros. Y lo de la corona, ya ves al Emérito qué brillo le ha dado.

Hay como un acto reflejo de rechazo que no puedo evitar. Voy por la calle y veo a alguien con la bandera española en la mascarilla y automáticamente pienso: PP o VOX. Y sin embargo no me pasa con otras banderas, ni con la americana tampoco. Es más, la gente con bandera en la mascarilla por lo general me pasa desapercibida. Ni la veo, exceptuando la española, claro.

Desde luego el hecho de que sea la misma que impuso Franco ayuda mucho, pero es que después de Franco los que se han envuelto en ella y la han hecho suya, han sido los herederos de Dictador. Y yo que soy un poco “ácrata”… ¿Pues para qué quieres más?

¿Conocéis a Máximo Pradera? Un provocador. Pero me encanta casi todo de lo que dice y escribe. Concretamente con respecto a la bandera española tiene un video que no tiene desperdicio, aunque al verlo a más de uno se le bloqueen los esfínteres.

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