Llevo mucho tiempo sin oir nada que tenga que ver con la reducción de la jornada laboral como alternativa a las terribles tasas de desempleo. En las crisis anteriores se debatió mucho el tema, de hecho hubo reduciones de la jornada laboral, especialmente en la Administración, que todavía perduran.
“Trabajar menos para trabajar todos” se decía allá por los 90. Proclama que hace honor a los impresionantes incrementos de productividad del último siglo, pero que no satisface el insaciable apetito de" los mercados". Todo lo contrario, todos los mensajes nos hablan de que hay que trabajar más. Incluso se amagó con alargar la semana laboral hasta las 60 ó 65 horas. ¿Os acordáis? Fue hacia 2009. Y es ue ya ni los sindicatos paran el empuje de "los Mercados". Sindicatos, que de una forma incalificable (y quizá poco confesable), va encajando derrota tras derrota hasta la "victoria" final.
Pero sin llegar tan lejos, existen pensadores que apuestan por "humanizar" el sistema. "Ya que tenemos que seguir trabajando 8 h. diarias hagámoslo de manera inteligente", nos vienen a decir. Lo que nos proponen es que pensemos en la vida laboral de una persona y redistribuyamos o adaptemos los horarios en función de los enormes cambios demográficos y de esperanza de vida habidos en el último medio siglo. No hablan de trabajar menos, hablan de trabajar mejor.
Dice Eduard Punset en su blog:
“… ¿De verdad no se le ocurre a nadie que puede generarse el mismo producto nacional y algo más, adecuando la redistribución del tiempo de ocio, trabajo, cuidado de los niños y retiro a raíz del continuo aumento de la esperanza de vida? Se podría, por ejemplo, extender la edad de jubilación compensando a los interesados con menos horas de trabajo durante su juventud para que pudieran dedicar más tiempo a sus hijos y a los estudios... ".
Y es que el tiempo de trabajo no puede entenderse como algo aislado de la vida familiar y social. Ir a trabajar para dar lo mejor de sí mismo, exige un entorno adecuado. Yo nunca me he opuesto a que la edad de jubilación se retrase. Es más soy favorable, me parece básico que las personas accedan a la jubilación de una manera natural y programada y no sintiéndola como un arrinconamiento por inservible. Bueno, y de eso que se ha venido en llamar "prejubilaciones" me parece de "juzgado de guardia".
Admiro a los actores, escritores, pintores… artistas en general que no se jubilan jamás. Jose Luis Sampedro, por ejemplo, a sus 94 años acaba de publicar un nuevo libro. Por cierto, ¿Cuántos años tiene Punset?
No los admiro, pero los políticos tampoco abandonan fácilmente su “profesión”. Supongo que por otras razones más ligadas a la “erótica” del poder que otra cosa.
De la misma manera que me parece fabuloso que Punset siga enriqueciendo nuestras vidas y nuestras mentes, no entiendo que un médico, una enfermera, un albañil, estén trabajando…, bueno, más que trabajando, arrastrándose por sus quirófanos, urgencias, en interminables turnos o jornadas laborales.
Todo esto tiene y puede tener un fácil encaje en la sociedad actual.
Finaliza Punset su reflexión diciendo:“… Se los eligió [a los agentes sociales y políticos] en su día para que, efectivamente, fueran garantes de determinados intereses establecidos; pero también para que fueran gestando una adecuación paulatina de las instituciones y de aquellos intereses al cambio ocurrido.
No pueden, para citar el ejemplo que ahora nos hace reflexionar, no darse por enterados de que la esperanza de vida ha aumentado de modo insospechado y de que esto afecta a la distribución del trabajo, la educación, el ocio y el entretenimiento. Los humanos, al contrario de otras especies, han sobrevivido porque supieron decidir en cada momento no sólo si era mejor hacer frente a los desafíos o, por el contrario, huir del depredador, sino prever el futuro”.
Pues eso.