Publicaba el otro día una inolvidable portada de La Codorniz, que hacía referencia a esa manipulación del lenguaje que hacen los políticos planteando alternativas en cuyo transfondo siempre se encuentro el miedo a lo desconocido. "Nosotros o el caos", proponía la viñeta. "Comunismo o Libertad", propone en la misma línea el PP. Visto el historial de este partido durante los últimos 25 años, es evidente que por lo menos ellos sí que son "el caos". En realidad la rancia derecha española siempre ha utilizado el mensaje del miedo, y además de una manera machacona y reiterada, de forma que de tanto repetirla desgasta y hasta destruye el significado de las palabras. Eso sí, todo indica que siempre consiguen su objetivo.
Son al menos tres los conceptos básicos que retuercen una y otra vez hasta conseguir que pierdan su sentido original y se interpreten de forma torticera: Libertad, Adoctrinamiento, Vida.
Es curioso, porque haciendo todo lo contrario de lo que significan esas palabras, han conseguido que el personal las identifique con conceptos totalmente opuestos.
LIBERTAD. Ahora significa que eres muy libre de hacerte rico, incluso pobre, de buscar un empleo, y si no lo encuentras es problema tuyo. ¿Las condiciones laborales? Las establece libremente el empresario, que para eso es una persona libre. Y tú eres muy libre de aceptarlas o no, claro. ¿Cómo que no eres capaz de pagar libremente una vivienda? Eso es que eres un vago y no te gusta trabajar lo suficiente para conseguir pagar el precio. Eso sí, sobre todo eres muy libre de ser pobre y/o mísero. ¡Coño! Que para eso están los bancos de alimentos.
ADOCTRINAMIENTO. Terrible que te enseñen a pensar con libertad, a ser crítico con todo lo que te rodea, que seas exigente con la gestión de los políticos.
Es mucho mejor adorar a dioses, ser obediente y dócil. ¿A dónde vas a ir a parar? ¡Por Dios!
VIDA. Significa que sólo ellos deciden quien vive y quien muere. ¿Abortar? Por favor... Eso es un sacrilegio. ¿Eutanasia?: España será "Un campo de exterminio", según el Obispo de Alcalá. Eso sí, la pena de muerte tiene que estar en el Código Penal. Y por supuesto: Obligatorio llevar armas para defendernos de los malos. Como antaño. Eso sí que es VIDA.
Pues, mientras pensaba en toda esta exitosa manipulación del lenguaje por parte de los de siempre, estaba leyendo uno de esos libros (en formato audiolibro, que ultimamente me da muchas alegrías) que en su día no tuve tiempo ni ganas de leer: "1984", de George Orwell.
Y sí, ahí está el Orwell visionario que en 1948 nos adelantaba parte de nuestra tenebrosa actualidad:
“... El arduo trabajo físico, el cuidado de la casa y de los hijos, las discusiones triviales con los vecinos, las películas, el fútbol, la cerveza y, por encima de todo, el juego, colmaban el horizonte de su imaginación…No era deseable que los proles tuviesen formación política. Lo único que se les pedía era un primitivo patriotismo al que poder recurrir en caso necesario para hacerles aceptar jornadas más largas o raciones más escasas. E incluso cuando cundía entre ellos el descontento, como ocurría algunas veces, no conducía a ninguna parte porque, al carecer de ideas generales, solo podían concentrarlo en minucias concretas y sin importancia..."
Me llamaron poderosamente la atención los esloganes que, machaconamente se repetían en la novela, día sí día también:
"La guerra es la paz"
"Libertad es la esclavitud"
"Ignorancia es fuerza"
Exacto: Retorciendo las palabras camino del éxito. Parecido a lo que hablábamos que se hace en este País.
Luego no digamos que Orwell no nos avisó con tiempo.