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CORONAVIRUS!!!
Posponer un evento importante cuando está a punto de llegar el momento, causa una especie de alivio que sólo es comparable a cuando en el instituto te cambiaban la fecha de un examen justo el día anterior. Como que te permite volver a relajarte y olvidarte por un tiempo de todo lo que supone embarcarte en una aventura así. Pero la cuestión se complicó cuando por motivos personales y familiares Joseba tuvo que renunciar al viaje. ¿Después de todo lo que había trabajado en el proyecto Iba a tener que abandonarlo ahora?
Afortunadamente la conmoción no duró mucho puesto que mi hijo Hasier confirmó su disposición y sus ganas de hacer el viaje. Además, consultada la empresa donde trabaja le dijeron que podía contar con el permiso de 4 meses. Para mi fue de una alegría inimaginable, porque en realidad había albergado muy pocas esperanzas de que mi hijo pudiese y quisiese hacer el viaje con el "carcamal" de su padre.
Seguí trabajando en el proyecto más ilusionado que nunca: Ver horarios de trenes entre ciudades, decidir estancias en ciudades, climatología por las zonas por donde íbamos a pasar, visados necesarios, precauciones sanitarias… Todo fue a parar a un enorme cuadro Excell que diseñó Hasier al incorporarse al proyecto. No se me da mal la parte tecnológica, pero como dice mi hijo: "Lo haces muy bien para la edad que tienes". Me lo tomo como un halago, como no podía ser de otra manera.
Teníamos toda la información perfectamente ordenada, ya sólo nos faltaba que llegase el día de la partida, cuando de repente apareció… el ¡CORONAVIRUS!
Nos costó mucho decidir desviar nuestro recorrido para no pasar por ese país. Estábamos apurando los plazos pensando que en un par de meses el tema podría quedar normalizado. ¡Ilusos! Nos podían más las ganas se seguir el trayecto previsto que asumir la cruda realidad. Varios países del itinerario (Vietnam, Australia, N. Zelanda Y EE.UU.) no tardaron en cerrar fronteras a las personas procedentes de China. Así que finalmente muy a nuestro pesar y después de un par de semanas de dudas, rehicimos el viaje saltandonos China.
Y aquí estamos a las vísperas de la partida a la gran aventura. Cuanto más se acerca el día, más tensión, más incertidumbre, más...
La maleta ya lleva hecho a unos días: Una maleta de cabina con lo justo y necesario. Mirentras pasan lentamente las horas que faltan, la repaso una y otra vez para que no se me olvide nada.
A las 5 de la mañana del día 1 salgo hacia Hendaya para coger el tren de alta velocidad a París. Allí me encontraré con Hasier.
Os iré contando.
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CORONAVIRUS!!!
Posponer un evento importante cuando está a punto de llegar el momento, causa una especie de alivio que sólo es comparable a cuando en el instituto te cambiaban la fecha de un examen justo el día anterior. Como que te permite volver a relajarte y olvidarte por un tiempo de todo lo que supone embarcarte en una aventura así. Pero la cuestión se complicó cuando por motivos personales y familiares Joseba tuvo que renunciar al viaje. ¿Después de todo lo que había trabajado en el proyecto Iba a tener que abandonarlo ahora?
Afortunadamente la conmoción no duró mucho puesto que mi hijo Hasier confirmó su disposición y sus ganas de hacer el viaje. Además, consultada la empresa donde trabaja le dijeron que podía contar con el permiso de 4 meses. Para mi fue de una alegría inimaginable, porque en realidad había albergado muy pocas esperanzas de que mi hijo pudiese y quisiese hacer el viaje con el "carcamal" de su padre.
Seguí trabajando en el proyecto más ilusionado que nunca: Ver horarios de trenes entre ciudades, decidir estancias en ciudades, climatología por las zonas por donde íbamos a pasar, visados necesarios, precauciones sanitarias… Todo fue a parar a un enorme cuadro Excell que diseñó Hasier al incorporarse al proyecto. No se me da mal la parte tecnológica, pero como dice mi hijo: "Lo haces muy bien para la edad que tienes". Me lo tomo como un halago, como no podía ser de otra manera.
Teníamos toda la información perfectamente ordenada, ya sólo nos faltaba que llegase el día de la partida, cuando de repente apareció… el ¡CORONAVIRUS!
Teníamos
comprados varios trayectos de tren, puesto que para conseguir el visado de
entrada en China era imprescindible aportar los billetes de entrada y salida
del país. Así que con la aparición del COVID-19 nos tuvimos que plantear el
pasar o no por China.
Nos costó mucho decidir desviar nuestro recorrido para no pasar por ese país. Estábamos apurando los plazos pensando que en un par de meses el tema podría quedar normalizado. ¡Ilusos! Nos podían más las ganas se seguir el trayecto previsto que asumir la cruda realidad. Varios países del itinerario (Vietnam, Australia, N. Zelanda Y EE.UU.) no tardaron en cerrar fronteras a las personas procedentes de China. Así que finalmente muy a nuestro pesar y después de un par de semanas de dudas, rehicimos el viaje saltandonos China.
Y aquí estamos a las vísperas de la partida a la gran aventura. Cuanto más se acerca el día, más tensión, más incertidumbre, más...
La maleta ya lleva hecho a unos días: Una maleta de cabina con lo justo y necesario. Mirentras pasan lentamente las horas que faltan, la repaso una y otra vez para que no se me olvide nada.
A las 5 de la mañana del día 1 salgo hacia Hendaya para coger el tren de alta velocidad a París. Allí me encontraré con Hasier.
Os iré contando.