VENTA DE ARMAS Y ÉTICA


Paradójicamente todos los estados rechazan la guerra, pero esa determinación se desdibuja cuando se trata de hacer caja con ella. Entre 2013 y 2017, las transferencias de armas en todo el mundo alcanzaron su nivel más alto desde la Guerra Fría, según datos del SIPRI, entidad independiente que estudia el gasto militar internacional. España se colocó como la séptima exportadora de grandes armas del mundo y la cuarta de Europa, con un 2,9% de la exportación mundial.

Que, oiga, convertirse en país que genera empleo en este sector es una opción, no un mandamiento divino. Se puede optar por eso o por ser un país que genera empleo en el sector de las biotecnologías o de las tecnologías de la información, por ejemplo. Y si se elige el sector armamentista ya se sabe que quien compra armas es para usarlas.

Pocos días después de que Arabia Saudí bombardease en Yemen un autobús lleno de niños, de los cuales fallecieron 40, surge en España el debate de la venta de armas a ese país, al intentar el actual Presidente del Gobierno, anular un contrato de venta de 400 misiles, que seguramente iban a usarse en el país mencionado para masacrar a más civiles. Pero hete ahí, que esa anulación de contrato iba a poner en peligro otro contrato mucho mayor: la construcción de varias corbetas para esa misma dictadura.

Vaya por delante que ya el mero hecho de que Sánchez haya amagado con anular ese contrato ya me parece "la hostia", porque no tenía ninguna duda de que la cruda realidad se iba a imponer. Sólo por ese pequeño gesto, ese amago de honradez, ha merecido mi respeto en este contubernio donde lo que prima es mantener los puestos de trabajo correspondientes bajo amenaza de conflicto social.

Sí, cruda realidad hipócrita y asesina que con la mano "hipócrita" nos habla del valor de la vida y con la "asesina" del valor del dinero. Y ante ese dilema, pocas veces se tienen dudas.

Ver a los trabajadores de los astilleros de S. Fernando (Cádiz) en pie de guerra (nunca mejor dicho) para que no se pongan en peligro sus puestos de trabajo me ha recordado los tiempos en los que los trabajadores de las centrales nucleares defendían con ahínco la energía atómica. 

¡Manso y dócil rebaño!

¿Existe la más mínima posibilidad de que los valores éticos no desaperezcan cómo lo hicieron los dinosaurios?

6 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

¿Como llamas dictadura a Arabia Saudí?, es la mayor democracia del mundo, tiene petroleo a espuertas.

Hace unos días escuché al alcalde de Podemos de Cadiz, José María González Santos alias Kichi, plantarse ante su partido y no se opuso a las negociaciones con Arabia Saudí, anteponiendo los intereses laborales de la bahía gaditana, una comarca azotada por el paro y víctima de sucesivas reconversiones industriales.

En esto de las guerras los inocentes no tienen la culpa de nada pese a morir, unos pueden hacerlo por las bombas otros por el hambre en un mundo donde solo los ricos hacen negocio y reparten las migajas.

He reflexionado sobre el tema de estas fechas y mi solución cambia en función del lugar en el que me ponga, ¿hipocresía? puede que si, pero solo no puedo cambiar el mundo, no puedo ni cambiar a los que están cerca de mí.

Saludos

Myriam dijo...

¡Ay, cuánta hipocresía hay en el mundo!

Musu handi bat

Juan L. Trujillo dijo...

Este es el dilema al que nos lleva el capitalismo, mientras nuestro Rey se sienta al lado de los que aniquilan en el Yemen y además brinda con ellos.
Un abrazo.

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Emilio Manuel.
Evidentemente no se puede tirar la toalla. Los cambios núnca son fáciles.
Un abrazo.

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Myriam:
Que siempre se transforma en dinero.
Musu handi bat.

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Juan:
Y todavía sale el otro para que digamos "viva el Rey" todo el día y a todas las horas. Me da la risa.
Un abrazo.

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