UN VIAJE POR URUGUAY Y ARGENTINA: DÍA 23

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DÍA 1 DE NOVIEMBRE

Nuestro avión hacia Ushuaia salía a las 16 h, así que teníamos algo de tiempo todavía.
Se nos había pasado por alto el Glaciarium, un centro para la interpretación de los glaciares y que se veía bastante bien en la información de internet así que allá que fuimos.

Está a 8 km del centro, pero hay autobuses gratuitos que te llevan hasta allí.

El museo está bastante bien, sin embargo tampoco nos pareció que fuese para tanto. Buenos vídeos explicativos, pero demasiados paneles con demasiada información que creo que al común de los mortales le interesa más bien poco. Pero bueno, se pasa un rato agradable.

Sin más novedades llegamos a Ushuaia, que a primera vista, desde el taxi, tiene su impacto viual, con las montañas nevadas de fondo.

Hasta marzo de este mismo año, Ushuaia ha sido considerada la "ciudad" del mundo que está más al sur del planeta. Bueno, pues este meritorio título se lo ha "robado" la ahora ciudad chilena de Puerto Williams, que antes de esta fecha era considerada un "poblado", y que debido al incremento de su población ha pasado a ser ""ciudad". Cosas curiosas de la estadística.

Como nos podemos imaginar, Ushuaia es una ciudad eminentemente turística que vive todo el año del  turismo. En invierno del turismo de esquí y en verano del  turismo que viene a ver el parque nacional Tierra de Fuego, a viajar en el tren del Fin del Mundo y a atravesar el canal Beagle. Que para el que no lo sepa, es un canal estrecho, un paso marítimo que conecta al Océano Atlántico con el Océano Pacífico. Además de que Charles Darwin pasó por allí haciendo uno de sus muchos estudios. Importante añadir que es un canal compartido con Chile, que hasta 1984 estuvo en permanente conflicto entre los dos países. Y esto poquito por situar un poco el tema, porque la historia de esta zona es fascinante.

La cosa es que llegamos a Ushuaia, nos instalamos y nos dimos una vuelta de reconocimiento. Frío, mucho más frío del soportado hasta el momento, pero bien. Tampoco hay que alarmarse.

Evidentemente todo el centro es más turístico que Benidorm (bueno, exagero un poco): tiendas de ropa deportiva, de invierno, agencias de viajes... Pero aquí se viene a lo que se viene, y ahora está empezando la temporada alta, así que contentos por poder circular por las calles sin estar continuamente esquivando a la gente.

Por lo menos cenamos en un restaurante más que digno, donde la comida estaba un poco más elaborada que de costumbre. 















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UN VIAJE POR URUGUAY Y ARGENTINA: DÍA 22

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Día 31 de octubre.

En esta ocasión teníamos previsto ir hasta un pueblo llamado El Chaltén, también dentro del Parque Nacional de los Glaciares, pero en la zona norte. Para hacerse una idea, con lo enorme que es esto, el autobús se dirigió justo en sentido contrario que el bus que nos llevó al Perito Moreno.

El Chaltén es denominado "la capital nacional del trekking" y nos habíamos enterado de que hay recorridos cortos y asequibles que merecían la pena. Así que allá que fuimos.

Se tardaba en llegar unas 2 h y media en un autobús supercómodo. Los paisajes, muy bonitos, unas inmensas llanuras salpicadas de vez en cuando por pequeños grupos de caballos y lo que podrían ser huemules, un ciervo nativo exclusivo de esta zona.

Ya acercándonos a El Chaltén el terreno se va haciendo un poco más abrupto, hasta que al llegar a nuestro destino inmediatamente se ven enormes montañas al fondo.

Un responsable de Parque nos dio instrucción de cómo comportarse para que no haya ningún problema ni para las personas ni para los animales. Y cosas a básica para no dejar impacto ambiental en la zona. Se ve que allá va mucha gente de acampada, especialmente gente joven.

Cuando nos ponemos a andar, atravesando el pueblo para localizar nuestro primer sendero, se puso a llover. Mirábamos al frente y se veía cómo se acercaba una muy poco amistosa nube, mirábamos hacia atrás y veíamos todo bastante despejado. Ya nos habían advertido de que aquí la climatología es bastante variable e impredecibe. Nos metimos en un restaurante a tomar un café para hacer un poco de tiempo.

Al rato, dejó de llover, pero seguía amenazando lluvia así que, cómo traíamos un encargo nos pusimos con ello. Nos fuimos a visitar a una conocida de un amigo de Joseba, simplemente para saludarle de parte de ese amigo. Regentaba una chocolatería que debía de ser bastante famosa en la zona, así que allá que fuimos. Nos costó un poco encontrarla pero la encontramos. Cerrada.

Mirábamos y remirábamos al horizonte, pero aquello no despejaba. El pueblo: 4 calles y muchas tiendas y restaurantes de todo tipo... y muy poca gente. Viento y frío.

Nos acercamos a la oficina de turismo por coger un poco de información. La oficina estaba en la misma estación de autobuses. Por lo menos allí se podía estar para hacer un poco de tiempo, además había wifi, porque en el resto del pueblo no había ni cobertura.

Total, que teníamos el billete de vuelta para las 18 h., eran las 12,50 y nuestra perspectiva era ser devorados por los lobos, o morir de aburrimiento en la estación de autobuses. En estas a Joseba se le ocurrió preguntar a ver si podíamos adelantar el billete de vuelta y, oh casualidad, justo a las 13 h. salía un autobús de vuelta y además no nos pusieron ningún problema para cambiar el billete.

A las 16 h. estábamos en el hotel y teniendo un gimnasio y un spa, ¿quién necesita otra cosa después de un día "tan interesante"?

Aquí algunas fotos que fui robando desde la ventanilla del bus.















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UN VIAJE POR URUGUAY Y ARGENTINA: DÍA 21

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30 de octubre:

Una nueva excursión nos esperaba.

Hay que decir que en El Calafate ciudad no hay gran cosa que hacer. Todo lo que hay está a 2, 3 y hasta 5 horas de distancia en coche o bus, así que cualquier excursión te lleva todo el día.

El día anterior, en el que fuimos a ver al Perito Moreno, no comenté que está dentro del Parque Nacional Los Glaciares, donde hay por lo menos otros tres. Y estos últimos es lo que pretendíamos ver en este día. Uno de ellos, concretamente tiene unas paredes casi del doble que el Perito, es decir, cerca de 140 m de altura. La cosa prometía.

Pero siempre no puede ser como lo que uno desearía, así que ya desde el principio vimos que la experiencia iba a ser totalmente diferente. Si el día anterior caminábamos pocas personas por la pasarela, teniendo incluso momentos de soledad, eso aquí no iba a suceder.

Sólo había una compañía que organizaba la excursión, así que sabíamos que íbamos a ir en un barco con más gente, pero cuando vimos aquello se nos pusieron los pelos de punta: Más de 100 personas hablando todas a la vez y en alto. Y casi todas nos hacían parecer dos chavales. Y no es por meterme con la gente mayor (que yo también por ahí le ando), es que les importaba todo más bien poco todo lo relacionado con la excursión: no atendían a las explicaciones que se daban por los altavoces, hablaban como si estuviesen pidiendo auxilio... en fin... La cosa era salir al toque de corneta a todo correr a la cubierta, sacar unas fotos en la dirección que les indicaban y volver a dentro, al calorcito.

Evidentemente el disfrute fue totalmente diferente. Con decir que casi la gocé más sacándoles fotos a ellos que a los glaciares...

No, no es cierto, me divertí sacándoles fotos, pero disfruté mucho más viendo esos enormes "cubitos" de hielo... azul, esos pedazo de de glaciares, esos árboles retorcidos, podridos... Y hasta en algún momento me despisté un poco para huir de la contaminación acústica que provocaba el personal.

La parte superior del barco era la "VIP", pues también me colé para sacar fotos desde arriba. Me echaron, claro.

¡Ah! Y la impagable charleta con Franco (sí, seguro que sus padres le odiaron desde el mismo momento en que nació), el guía que nos acompañaba a todas partes. Un hombre especialmente didáctico y paciente y con muchísimos conocimientos. Y por supuesto, no pude evitar colocarme a su lado en el paseo por la pasarela y someterlo a un duro interrogatorio, cosa que "sufrió" con agrado. Me consta.

Llegamos al hotel a eso de las 16,30h y como teníamos gimnasio y SPA ¿A qué no sabéis a qué dedicamos la tarde?

Pues eso.





















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UN VIAJE POR URUGUAY Y ARGENTINA: DÍA 20

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29 DE OCTUBRE

Para este día habíamos cogido una excursión al glaciar Perito Moreno. Es lo primero que creo que hay que hacer cuando viajas tan al sur de Argentina.

Sólo hay dos opciones para ir: a las 9 h o a las 13 h. No sé si hay más horarios, pero preguntamos en varios sitios y esto es lo que había. Dada nuestra trayectoria de poco dormir en los días anteriores, decidimos ir a las 13 h, así descansabamos un poco más y teníamos tiempo para decidir qué hacer en los dos siguientes días.

Ya con todo cerrado, cogimos el bus que en 1h30min nos dejaría en el Glaciar y luego nos recogería a las 19,30 h. En principio nos pareció que eran demasiadas horas para andar por allí, que aquello se vería en una o dos horas, pero bueno... Si lo tienen organizado así, por algo será, pensé yo.

En  el autobús íbamos pocas personas, así que me podía ir moviendo de un lado para otro con el objetivo de sacar las mejores fotos de ambos lados. Y vaya que si las saqué. Todos los paisajes me parecían preciosos... hasta que llegamos al Perito Moreno.

Aquello es espectacular. Ya según vas llegando en el autobús y lo ves allá a lo lejos, te das cuenta de que nunca habías visto nada parecido.

El sistema de pasarelas está muy bien montado, para que a lo largo de unos 3-4 km veas el glaciar por todas partes y disfrutes de sus continuos desprendimientos de enormes trozos de hielo.

Gente, no mucha, así que se podía pasear por las pasarelas y disfrutar del paisaje perfectamente sin agobios. Incluso por algunas zonas estábamos prácticamente solos.

¡Una pasada!

Desprendimientos hay un montón, pero verlos es difícil puesto que aquello es enorme. Te puedes parar y mirar fijamente a una zona y el desprendimiento se produce por otra. Te enteras por el tremendo estruendo que se produce, similar a un trueno. Nos tuvimos que conformar con ver alguno pequeñito y oír unos cuantos.

Sí,  nos sobró algo de tiempo, pero si vas con una buena cámara de fotos y con ganas de disparar, te puede hasta faltar tiempo.

Ah, bueno, dos detalles: La pared más alta tiene unos 70m, el punto donde más profundidad tiene son 700m. y longitud... 50 km. Una auténtica pasada.

A la vuelta pensaba que la luz del atardecer sería espectacular en los paisajes que habíamos pasado anteriormente, en el viaje de ida. Y efectivamente, la luz era espectacular, pero después de haber visto al Perito Moreno, aquello ya no merecía la pena.

En fin, sobra decir que esta experiencia es única y absolutamente recomendable para hacer al menos una vez en la vida.






























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