FÁBRICA DE ANTIVACUNAS

Una de las cosas peores que te pueden pasar es interiorizar, tomar totalmente conciencia, de que los que nos gobiernan son lo más incompetente de la sociedad. Que hemos puesto nuestra confianza, nuestra vida y nuestros anhelos en manos de los peores gestores, incluso a sabiendas de que el resto de los candidatos a gobernarnos posiblemente no lo haría mejor.

Como atenuante podemos pensar que no somos los únicos y que en todos los países cuecen el mismo tipo de "habas".

"Es el mercado amigos".

Y no es algo puntual, es algo que se ha venido deteriorando a marchas forzadas durante décadas. Lejos de mejorar, la política sólo ha empeorado día a día, mes a mes, año a año. Se ha ido prostituyendo a tal ritmo, que muchos todavía recordamos aquel momento de alegre ingenuidad que supuso el cambio de régimen.

Y si buscamos un momento de nuestra historia donde la ineptitud de nuestros gobernantes brille hasta deslumbrarnos (todavía estoy digiriendo la era Rajoy), es en los más difíciles, como una crisis o... una Pandemia, esta Pandemia, cuando se hace verdaderamente trágica.

Pero la triste realidad es que a la gente les importa un huevo.

Y así vamos dando bandazos de un lado a otro, sin rumbo conocido, sumando muertos y decisiones cada vez más rocambolescas, de los que nadie se hace responsable.

Ahí tenemos ilustres ejemplos de cómo se puede conducir un país con el culo, como si fuese un auto de choque en una feria: Trump, Bolsonaro y… cómo no, el impresentable inglés, que siempre parece que se acaba de levantarse de la cama, el rey de la fiesta y del Brexit.

Y ni pestañean, oye.

Y no, ¿Cómo me voy a dejar atrás el guirigay que tenemos montado aquí? Si es que más inútiles no pueden ser.

Y claro, la gente se cabrea, ¿y qué hace? Dejarse arrastrar por otra cuadrilla de imbéciles que rápidamente han aprendido cómo se puede vivir del cuento sin pegar un palo al agua. Sólo hace falta manejar medianamente bien las redes sociales y no tener escrúpulos. Y venga, a triunfar.

Menos mal, que siempre nos quedará el humor.

Y que no falte.


 


 

 

 

 

4 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

Siempre he creído en la política con letras mayúsculas lo mismo que he creído que hay gente honesta dentro de ella, esto no me lo van a quitar, pero los que nos dirigen les importa un webo la política y la gente honesta.

Saludos

⟴Ricard dijo...

Llegué a desear que nos gobernaran máquinas mediante estadísticas y algoritmos, pero no me fio de Manolo, el ujier que conecta las máquinas.

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Emilio Manuel.
Estoy de acuerdo, pero veo que cada día está más difícil encontrar gente honrada y los que hay están en partidos minoritarios.
Es lo que yo veo.
Un abrazo.

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Ricard.
Yo tampoco me fío.
Si es que la cosa está muy jodida. :-)
Un abrazo.

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