La
primera vez que alguien me mandó una noticia falsa por WhatsApp me
apresuré a desmentirla y a mostrarle el error, invitándole a su vez a que tuviese cuidado con lo
que mandaba, puesto que las noticias falsas se expanden como una
mancha de aceite. Pero resultó que, sin más comentarios, siguió
repitiendo la maniobra una y otra vez, mientras yo ingenuamente se las
desmentía en la creencia de que era una persona
crédula sin mucha capacidad crítica a la que le estaban engañando.
Ingenuo de mi.
Luego vinieron mensajes racistas, xenófobos, palabras duras con
respecto a personas de otras razas, de otras creencias… Hasta que
llegó un momento en el que me di cuenta (sí, soy lento de reflejos,
qué le voy a hacer) de que había juzgado mal a esa persona. Me di cuenta de que estaba divulgando mensajes de odio en todos sus grupos de WhatsApp, y lo
estaba haciendo sistemáticamente. No era una persona “crédula sin
mucha capacidad crítica”, era (es) simple y llanamente un fascista.
Un
día le dije: ¿Te has dado cuenta de que, de las docenas de mensajes
que has enviado no hay ni uno que responda a la verdad? Silencio. Le
daba igual, el objetivo era sembrar odio y racismo entre la gente con el fin
de conseguir una actitud agresiva y contraria hacia la emigración, hacia personas de otros países, de otras razas...
No es un caso aislado, los grupos de WhatsApp están llenos de mensajes de este tipo. Y
qué curioso, porque nada más levantar la vista y mirar a la tv, veo
a líderes de los partidos políticos de la derecha que hacen
exactamente lo mismo: Mienten, tergiversan la verdad, hacen
comentarios racistas, xenófobos...
Estoy
convencido de que nos estamos equivocando cuando permanecemos en
silencio mientras una persona sentada a nuestro lado manda y divulga mensajes de desprecio a otros, sea quien sea. Nos estamos equivocando cuando evitamos llamar “fascismo”
a esas actitudes que de repente descubres en un conocido o vecino que
parecía tan majo. Vecino o conocido que no duda lo más mínimo en
lanzarte su basura de desinformación, sin ningún rubor.
Un amigo alegaba "libertad de expresión" defendiendo, de alguna manera, a esta gentuza. ¿Esto es libertad de expresión? ¿Es libertad
de expresión mandar noticias falsas a sabiendas de que lo son con
el objetivo de predisponer a otros en contra de negros y musulmanes?
¿Es libertad de expresión desear la muerte a “esos malditos
moros”? ¿Es libertad de expresión enviar como reales videos manipulados sobre actos que jamás han
sucedido?...
O en un tema más "político", ¿es libertad de expresión pedir que el ejército invada
Cataluña? Por nombrar otro espacio de desinformación.
Y ahí sigue el ciudadano de "a pie" que no quiere líos y que bastante tiene con trabajar
14 horas al día. No quiere pensar, no quiere generarse enemistades,
así que prefiere mirar hacia otro lado. Porque tampoco es una persona informada, más bien todo lo contrario, “le
informan” a través e las redes sociales. Así que un día cualquiera termina pensando que en el fondo algo de razón
tiene el tipo ese de los WhatsApp. Porque además son varios los que le mandan
mensajes similares, e incluso todos dicen que “hay 1 millón de
moros al otro lado de Melilla”. Y, joder...”. A ver si va a ser
cierto...
El ambiente está creado. Un buen día te encuentras que uno de esos “fascistas” ya no se corta ni un pelo, ya hasta pasa de WhatsApp, te mira directamente a los ojos y te comenta con total convicción que
lo de Franco tampoco fue para tanto y que hubo orden y prosperidad para
todos. Y sino ¿de qué España iba a ser lo que es hoy? Y tu en
silencio empiezas a pensar que igual hay que votar a alguien que
venga a poner orden.
Y efectivamente el nazismo ganó las elecciones parlamentarias de 1933.
Y efectivamente el nazismo ganó las elecciones parlamentarias de 1933.
Decía
Einstein que “El mundo no está en peligro por las malas personas
sino por aquellas que permiten la maldad.”
8 comentarios:
Mariano José de Larra dijo: “Es más fácil negar las cosas que enterarse de ellas”.
Saludos
Me pasó lo mismo con un viejo conocido del trabajo. del que no conocía sus ideas. También, ingenuo de mí, le hice ver que los mensajes que enviaba no eran ciertos. No hubo silencio. Este lo defendió.
Después supe que estuvo en Barcelona con su bandera, y que simpatizaba con los ultras radicales valencianos.
...Y cada vez son más.
Preocupante.
Un abrazo.
Hola Emilio Manuel.
Muy acertado don Mariano :-)
Un abrazo.
Hola Juan.
Muy preocupante.
Un abrazo.
Cada vez abundan más estas personas ¡SERÁ CUESTIÓN DE MODAS?
Me temo, Tracy, que es más que una moda.
Muy interesante lo que nos escribes. Feliz jueves
Hola Trini.
Gracias por tu visita y por tu comentario :-)
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