LA VIDA DE LOS OTROS

Han pasado las elecciones. Ya está todo dicho. Tenemos un escenario muy diferente y todos los que tenían algo que decir ya lo han dicho... incluso los matemáticos, barajando todo tipo de combinaciones de posibles pactos. Ahora sólo falta pactar haciendo política de la de verdad.
Veamos hasta dónde llegamos.

Estando de acuerdo en que la resaca postelectoral va a durar todavía un rato, ya que estamos en fechas "señaladas", hablemos de otros asuntos que deberían preocuparnos, como por ejemplo la SOLIDARIODAD. Sí, ya sé que es aburrida, pero qué le vamos a hacer, es lo que toca en estas fechas, ¿no? Y si la campaña electoral te deja para el arrastre, ¿qué no decir de los múltiples maratones "solidarios"? Bienintencionados, sí, pero perniciosos también, puesto que terminan generando una especie de cultura "solidaria" muy poco SOLIDARIA. Una cultura por la cual nos acostumbramos a liberarnos de nuestra responsabilidad con el resto del mundo menos agraciado, colaborando al "toque de corneta", en uno de estos "tinglados" una vez al año.

 Debe de ser porque estoy un poco sensible, pero estos días en los que vamos a tirar la casa por la ventana para engordar una media de 3 kg. (lo he leído en la prensa canallesca), me ha dado por acordarme de Haití, el país más pobre del mundo, y su terremoto de 2010. Terremoto que fue el más fuerte registrado en la zona desde el acontecido en 1770.  Fallecieron 316.000 personas, 350.000 más quedaron heridas, y más de 1,5 millones de personas se quedaron sin hogar.

Ya sabes aquello de "a perro flaco...".

Os podéis imaginar cómo sigue aquello cinco años después, ¿no?

No sé... Que el mundo esté hecho una auténtico desastre parece que nos preocupa más bien poco. Ser solidarios, digamos que somos lo justo y al "toque de corneta"... y si nos "sobra" algo. Exigentes con nuestros gobiernos para que no recorten la poca ayuda al desarrollo que daban, más bien nada, críticos con la corrupción que ha ayudado a esquilmar este país y otros... poco...

Pero qué tonterias digo. ¿Dónde se me ha quedado el verdadero espíritu navideño, de donde nace la auténtica solidaridad? Un villancico cantado por un niño, un deseo de felicidad para todos en la panadería, un brindis con champán al son de un deseo ocurrente, un rezo para ver si el altísimo se acuerda de nosotros para el año que viene..., una lágrima con la última campanada mirando a la abuela que ya tiene 93 años... Eso sí que es solidaridad, es amor, es...

Joder... no sigo que me emociono.

NOTA: Mi homenaje a todos aquellos que pasan estas y otras muchas fechas rescatando naufragos en Lesbos o ayudando en Haití, en Nepal, en Jordania, en Somalia, en Etiopía...

4 comentarios:

Tracy dijo...

Me has emocionado y me he sentido una con todas esas personas a las que dedicas tu entrada, claro que eso es muy fácil estando instalada en la comodidad de la vida. Me siento culpable.
Un abrazo y mis mejores deseos para ti y los tuyos, esos que estarán a tu lado y aquellos otros que estarán en tu pensamiento.
Un fuerte abrazo

Myriam dijo...

Amoroso tu escrito, Javier. Cuánta razón tienes
en eso de "solidaridad a toque de corneta".

Muy Felices fiestas, de esas que tienen Espíritu,
te deseo a ti y a los tuyo!!! Y muy feliz Año Nuevo,
aunque por él te volveré a felicitar en unos días jejeje.

Y yo, que me la he pasado de fiesta viajando, ya sabes,
me reconecto con la cotidianidad ahora.

Como cuesta enchufarse, y no creas, ya hace días
y días que llegué.... pero aterrizada,
lo que se dice bien en tierra, recién ahora.

Muchos besos y abrazos,
Cariños para toda tu familia.


Myriam dijo...

Con respecto a los resultados electorales,
que he seguido en la prensa, les deseo
mucha suerte. Y que haya negociaciones, pactos y
consensos para el bien de todos los españoles
y no de unos pocos.

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Myriam:
Muchas gracias.
Que tengáis también unas felices fiestas y un mejor año.
Besos.

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