ECOLO - GUAY

En relación a la reflexión del otro día sobre los aguacates y la depredación forestal que provocan en algunos países de América Latina, al día siguiente me encontré con este artículo, que nos alerta de lo cerca que está ese desastre ecológico que parecía tan lejano: "El mango y el aguacate se beben el agua de La Axarquía malagueña".

 Sin más. Hoy el tema es otro, pero en la misma línea.

 En la otra cara de la moneda de la producción masiva de productos agrícolas y de otra índole, tenemos la producción "ecológica" que, bienintencionadamente trata de poner un poco de cordura e impulsar una forma de consumo un poco más equilibrada con el entorno. Las comillas al concepto de "ecológica" se las pongo porque en este tema también hay mucho de qué hablar, y no siempre bien. Pero bueno, trato de centrarme en esos productos, no sólo de alimentación, que intentan acercarse un poco a lo que es una producción equilibrada y saludable con el entorno a la vez que busca una recompensa justa para los trabajadores que se dedican a ello. Aunque esto último, no siempre.

En esta línea podemos encontrar en el mercado tiendas que venden ropa, complementos, productos de alimentación, etc., que tratan de colocarse el marchamo de "ecológico". En realidad en todas las líneas de consumo existe la posibilidad de comprar "ecológico". Coches, teléfonos móviles... Visto desde un punto de vista comercial, dado el importante incremento de la conciencia ecológica, se está convirtiendo en un suculento nicho de mercado para hacer negocio: La etiqueta "ECOLÓGICO", vende.

La cuestión es que todo eso es CARÍSIMO. Comprar ECOLÓGICO es CARÍSIMO, dándose la paradoja de que sólo pueden comprar este tipo de productos los que más tienen. ¿Quién se puede comprar una camiseta de esas por 60 € (una parecida en Primark vale 4€)? ¿Quién puede pagar un 30% más por un coche eléctrico? O ¿Quién pude pagar el doble, por un kg de garbanzos? Eso sí, todo muy ecológico.

Sin duda, es un mercado para gente con tarjeta de crédito bien dotada. Y qué curioso, los únicos que pueden comprar "ecológico" son los que más contaminan. Es decir, cuanto más poder adquisitivo, más contaminamos. O, eso es lo que nos viene a decir un estudio de Oxfam Intermón, cuyo enlace a la noticia os dejo a continuación. (ENLACE A LA NOTICIA)

Paradójico y triste, muy triste.

8 comentarios:

Jorge dijo...

Es una paradoja, cierto. De lo ECO se ha hecho un negocio que lo hace inviable si lo que queremos es que esos productos sean mayoritarios en el conjunto de las compras.
También la paradoja de los coches eléctricos los cuales, de estar definitivamente extendidos -como sería deseable- generarían una demanda eléctrica tal que, por narices, haría funcionar a más rendimiento las térmicas -carbon- y las nucleares -los eco-Kw/h no llegan ni de lejos a semejante demanda.
Buen articulo. Eso de eco-guay está a la orden del día. Es como esos que se ciscan en la iglesia pero llevan a l@s hij@s a coles de curas o monjas.
Saluditos :-)

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Así nos va:
Tienes toda la razón. Vivimos eternas contradiciones que nos impiden equilibrar nuestra vida con la del resto del planeta.
Saludos. :-)

Tracy dijo...

Lo "eco" es un pijerío que no digo que este mal, pero nuestros abuelos tomaban productos ecológicos sin saber que lo eran , ahora tienen unos precios desorbitados, para quien los pueda pagar, se ha convertido a aquellos productos en otra cosa al tratarlos quimicamente para que duren más, se recojan fuera de su tiempo, etc, stc.. para así poder reinventar los prodctos ecológicos y venderlos al mercado que tiene unos consumidores de economía saneada, a mí no me interesa,

Emilio Manuel dijo...

Si no me equivoco ya comente que es Málaga y Granada la mayor productora de aguacates de España y desde hace años los ecologistas denuncian la cantidad de agua que necesita ese fruto que se cultiva en una zona de escasa agua.

Sobre los productos ecológicos, yo me meo de la risa, solo sirve para encarecer un producto que es regado con la misma agua infecta que el tomate, el pimiento o el calabacín que hay unos metros más arriba, que respira el mismo aire con las partículas de los productos fitosanitarios para eliminar los bichos; los supermercados Mercadonas y otros, nos han acostumbrado a comer unas verduras merecedoras de fotos, sin mácula ninguna, con colores resultones, vamos que si fueran una mujer serian de bandera (ten en cuenta que soy un hombre, si fuera mujer diría hombre de bandera), ¿quien se toma hoy una fruta o verdura pocha, también queremos tener en el plato productos en la temporada que no toca?. Hablar de ecologismo en este país es lo mismo que la lucha que estamos haciendo contra el Covid, no sirve de na.
Un abrazo.

Juan L. Trujillo dijo...

Me acuerdo de los tomates de la huerta de "La Faralá", del vino que no sabía de "químicas", del pan con harina candeal, de los pollos que se regalaban en Navidades, de los higos, las peras y la manzanas del árbol a la mesa, de los melones "a cala y a cata". Me acuerdo de como sabíamos esperar a que cada cosa llegara en su momento y no nos durará todo el año. Los huevos ecológicos actuales, que parecen de codorniz, por el tamaño, ¿pueden asemejarse a los que todavía calientes recogías del corral donde las gallinas eran las dueñas, con el permiso del gallo?
Me rio de ese ecologismo de pacotilla que solo sirve para encarecer los productos.
Un abrazo.

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Tracy.
Tal cual. Un timo, desde mi punto de vista. Y una pena, terrible, desde otro punto de vista.

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Emilio Manuel.
Veo que estamos todos de acuerdo.
Un abrazo.

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Juan.
Te digo lo mismo que a E. Manuel: Estamos todos de acuerdo.
Un abrazo.

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