
Es hablar de sexo delante de un cura y pueden pasar dos cosas: O bien se le descompone la mirada y empieza a dar gritos de "¡herejía, herejía!" o se le desvía hacia la zona donde están sentados los niños. Y ya si hablamos de "masturbación" (la de los demás, se entiende) es cuando empiezan a dar consejos total y absolutamente absurdos, que dependiendo del siglo en el que hayas nacido te puede costar más o menos caro el no cumplirlos.
Bueno, sí, no seamos tan malos, que también hay curas que se creen...
Leer más...