
No se casó con ella por su saber hacer en la cocina, más bien su repertorio era escaso; eso sí, lo que hacía lo bordaba. Lo que él necesitaba era una mujer que se ocupase de todo y ella tenía ese talante. Amable, discreta, trabajadora, siempre dispuesta a todo con una sonrisa en los labios. Era su mujer perfecta.
Se sentía libre porque nunca oía un reproche. Cuando llegaba a casa la comida siempre estaba preparada. Llegase cuando llegase ella le esperaba para comer juntos. La ropa siempre...