
Joder, veía el otro día al alcalde de Vigo en el acto de encendido de las luces de Navidad, soltando bravuconadas y alardeando de ser la ciudad del mundo que más bombillas enciende, y me daba un no sé qué... entre vergüenza ajena y mala ostia, por el lamentable espectáculo, por la agresión a la naturaleza y por ver a la cuadrilla de energúmenos que estaban allí jalenado el sinsentido y la huída hacia el precipicio que estamos protagonizando.
Oye, me costó encontrar algún titular en la prensa medianamente...
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