Ya en Huesca, instalado en el hotel a eso de las 15 h., planifiqué mi tarde que prometía un nuevo atracón de cultura eclesiástica: En primer lugar la iglesia de San Pedro el Viejo y luego la Catedral. Esta vez no tenía la suerte de que fuese lunes y estuviesen cerradas así que... entré.
Y nueva torre para subir, esta vez´"sólo" eran 180 peldaños.
Bromas a parte, las dos merecen la pena y al menos en la Catedral, la información está muy bien dispuesta. No echas en falta la típica audioguía.
Eso sí, me enteré de que los fines de semana hay visitas guiadas por el centro histórico, que creo que, por lo que vi, pueden ser muy interesantes. Ahí lo dejo.
Y como detecté un buen restaurante que ofrecía una actualización de la cocina tradicional, ahí que me fui a disfrutar de mi anteúltima cena antes de llegar a casa.
4 comentarios:
Vaya suerte estás teniendo con el tiempo. El reportaje no habría sido el mismo en otro caso. A ver si aguanta así hasta llegar a casa.
De arte sacro te estás inflando, de esta te vas al cielo sin pasar por el purgatorio.
Hola Ramón.
Realmente nada hubiese sido igual.
Hola Tracy.
Ya te digo...
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