Me puse el otro día a ver si era posible en algún momento de la historia un negro hubiese militado en el Ku Klux Klan, pero sólo me encontré con una película de 2018 de Spike Lee, que narra la historia verdadera de un policía negro que se infiltró en esa organización racista americana. Yo partía de la idea de que en este mundo hay de todo y por lo tanto podría haber negros militando en el Ku Klux Klan. ¿Por qué no? Peores cosas se han visto. Y bueno, sin irnos tan lejos aquí hay al menos un negro militando en Vox, que más o menos es parecido. Y claro, cuando eres negro en un grupo o partido así, tienes que domostrar que eres más que nadie... en todo. ¿Y qué ha hecho el negro de Vox? Pues eso: Hace unos días varios jugadores del Arandina sufrieron una fuerte condena por violar a una menor en grupo. Y ahí salió a la palestra el negro de Vox, a defender a esa cuadrilla de indeseables:
Hoy que es el día de LOS DERECHOS HUMANOS, me viene a la memoria la PARADOJA DE LA TOLERENCIA.
La PARADOJA DE LA TOLERENCIA fue descrita por el filósofo Karl Popper en 1945 y viene a decir lo siguiente: "Si una sociedad es ilimitadamente tolerante, su capacidad de ser tolerante finalmente se verá reducida o destruida por los intolerantes. Popper concluyó que, aunque parezca paradójico, para mantener a una sociedad tolerante, la sociedad tiene que ser intolerante con la intolerancia".
Por eso me sentí tremendamente frustrado (una vez más) cuando hace unos días Pablo Iglesias, hoy máximo representante de la Izquierda en este país, reía distendidamente junto a uno de los líderes del partido ultraderechista VOX. Fue noticia en toda la prensa para más vergüenza de los que creemos en la Izquierda y en los DERECHOS HUMANOS. La posterior justificación de Iglesias todavía empeoró más la situiación.
Me quedo con la actitud de Aitor Esteban (PNV) en el debate electoral previo a las elecciones donde se negó a estrechar la mano al dirigente de VOX, que minutos antes había dicho un montón de barbaridades racistas, xenófibas, machistas... muy lejanas a cualquier mínimo respeto a los DERECHOS HUMANOS más básicos.
Joder, veía el otro día al alcalde de Vigo en el acto de encendido de las luces de Navidad, soltando bravuconadas y alardeando de ser la ciudad del mundo que más bombillas enciende, y me daba un no sé qué... entre vergüenza ajena y mala ostia, por el lamentable espectáculo, por la agresión a la naturaleza y por ver a la cuadrilla de energúmenos que estaban allí jalenado el sinsentido y la huída hacia el precipicio que estamos protagonizando. Oye, me costó encontrar algún titular en la prensa medianamente crítico con esta salvajada. Todos se centraban en la "competitividad" entre las luces de Vigo y Madrid. Faltaría más en el país de "a ver quién la tiene más grande". ¡Pero qué adoctrinada está la prensa!
Y para rematar la jugada, la Junta de Extremadura ofrece un coche eléctrico a Greta Thunberg para viajar de Lisboa a Madrid, a la cumbre del clima. Puro "postureo" que se dice ahora. Hubiese estado cojunudo que esta oferta la hubiese hecho el mismo alcalde de Vigo... No, mejor el de Madrid, que se acaba de cargar el programa "Madrid Central" que puso en marcha la ex-alcaldesa Carmena para reducir la contaminación de la capital.
¡Y venga...! Daros prisa con esa mierda de cumbre climática que ya casi tenemos las navidades encima y hay que echar la casa por la ventana.