VUELTA A LA PENÍNSULA IBERICA EN TREN. Día 14 y 15: Cádiz - La Línea de la Concepcion

DÍA 14

Desde Cádiz, en tres horas estábamos en La Línea, habiendo parado en un montón de pueblos por el camino.

Llegado al hotel hacia las 13,15 h., tampoco me dejaron hacer el check in hasta las 14 h., así que me fui hasta la oficina de turismo, que estaba a 5 min., a recoger algo de información. De allí me acerqué hasta la frontera (a otros 5 min.) y ya me cogí los billetes correspondientes para subir a "La Roca" al día siguiente.

En menos de media hora tenía resueltos los temas de información básicos y a las 14h.05 h. en punto entré en mi habitación.

Por la tarde, antes que nada quise dejar arreglado lo del transporte del lunes día 18 a Granada porque resulta que a raíz de las últimas lluvias, el trayecto en tren estaba cortado, ofreciendo Renfe la alternativa del bus, siendo la única posibilidad salir salir a las 12 h.

Entonces me fui a la estación de autobuses a ver si desde allí ofrecían alguna alternativa, al menos más rápida o con más flexibilidad de horarios, pero todo lo contrario, así que compre billete para el "tren". Por cierto, deśpués de la mala fama que tiene la web de Renfe, la compra telefónica me funcionó estupendamente: Rápido y muy amable.

A continuación me fui a visitar algunos de los lugares que me habían indicado en la oficina de turismo, de los cuales lo más interesante parecía ser el Museo Cruz Herrera. Mala suerte, estaba cerrado. Parece ser que los sábados por la tarde no abren. Justo estaba al lado de la zona peatonal donde había muy buen ambiente con terrazas llenas y en muchas de ellas con tv mirando a la calle con el partido de fútbol de turno. Vaya, estaba jugando el Athletic de Bilbao contra el Atlético de Madrid. No soy futbolero pero no me pude resistir. Además no me pareció que el resto de cosas para ver tuviesen demasiado interés, así que me aposté en una terraza con una caña bien fresquita.

"Vaya cambio", pensé. "Acabo de cambiar cultura por fútbol". Qué se le va a hacer, la vida tiene estas pequeñas contradicones.

"Ganamos" 2-0, que así en la distancia como que sabe mejor.

Finalizado el partido, poco quedaba por hacer: Un intento de alejarme un poco del centro para fisgar el entorno me llevó a ver sólo calles estrechas y desiertas, así que me volví al hotel. La Línea no me pareció que fuese una de las ciudades más bonitas del mundo, la verdad.

DÍA 15

No recordaba si lo que abrían a las 9,30 h. era la frontera o la subida del teleférico. Bueno, pensé que por mucha gente que pudiese haber, la tendencia suele ser ir a media mañana, así que mala suerte sería encontrarme una interminable cola a las 10,00 h., hora a la que llegé a coger el teleférico, después de haber pasado la frontera.

Por cierto, en la frontera ni te miran. Será por el aspecto, pero ni a la ida ni a la vuelta me prestaron la más mínima antención.

En el teleférico poquita gente. Llegamos arriba y la luz todavía era fabulosa para sacar fotos y estaba totalmente despejado. Había un hombre mayor limpiando el mirador y le pedí que me sacase alguna foto.

"¿Aquello del fondo es África?" Le pregunté.

Contestó afirmativamente y fue señalando los lugares donde se encontraban varias ciudades del norte de África.

"Yo soy de marruecos", me reconoció en un perfecto castellano. "En verano este mirador está lleno de gente y en algunos momentos se oye hablar en más de 50 idiomas a la vez". Continuó. "Pero realmente colas para subir sólo hay en temporada alta, un día como hoy es ideal para venir y disfrutar del entorno", finalizó.

Mi entrada me permitía dar un largo paseo por lo que es "Parque Natural" y asomarme desde un mirador de esos que tienen el suelo de cristal. ¡Uf! Hice un amago de entrar, pero me conformé con sacarle una foto  una persona que se había colocado como posando para mi.

Realmente las vistas son espectaculares, teniendo un día despejado como el que me tocó. El resto del paseo, también muy interesante, me permitió sacar fotos muy majas. Y por supuesto: monos por todas partes y turistas jugándosela a pesar de todas las advertencias.

Quedé muy gratamente sorprendido por todo y además prácticamente solo todo el paseo. Una maravilla.

Tengo que reconocer que subía con pocas espectativas. No tenía ninguna fe ver algo espectacular como lo que vi.

Ya cuando llegué abajo, el "ambiente" había subido un poco, pero tampoco se puede decir que hubiese una gran cola ni mucho menos, y eso que era domingo y el tiempo era ideal.

Miré Google Maps y vi que andando hasta la frontera había unos 30 min., así que ni corto ni perezoso me puse a andar. No sé si exagero, pero diría que el 70% del trayecto se puede hacer por una calle peatonal muy agradable.

Ya de nuevo en España, me dirigí a la zona peatonal de La Línea a tomarme una merecida cerveza y a comer en una de esas terrazas a la sombra, que se estaba genial.

Por la tarde no me hice ningún plan: Escribir, leer y una cerveza al atardecer.