VUELTA A LA PENÍNSULA IBÉRICA EN TREN. DÍA 10: Lisboa - Faro

Sí, hace días que empiezo a tener algunos problemillas para adivinar el día en el que vivo. Viajar de un lado a otro constantemente elimina de tu día a día todos aquellos elementos referenciales que te ayudan a ubicarte temporalmente. Y en principio no tiene por qué darte problemas más allá de que metas la pata al escribir el diario del viaje. Pero bueno, alguna pista sí que voy "pillando", sobre todo cuando es lunes e intento ir a algún museo porque, al igual que en España, están cerrados. Pero aparte de eso, poco más. Y aún siendo consciente de ello, se me ha colado un baile de fechas en el último artículo, que un amigo me ha ayudado a subsanar.

Bueno, estamos en el martes día 12 y el destino visitado era Faro. En principio no tenía que pasar nada raro, puesto que en Faro no hay muchas cosas que ver ni que hacer. Además, era un destino al que sólo tenía previsto dedicar una noche.

De verdad de la buena que mi firme intención era descansar, a cualquier precio.

Tren Lisboa - Faro, tres horas. Que digo yo que será por mi interés por los trenes, pero se me pasaron en un pis pas. Habíamos salido de Lisboa a las 8,23 h. y para cuando me quise dar cuenta estaba en el hotel haciendo el check-in a las 11,45 h., además de haber comprado el billete de bus del día siguiente, a Huelva, nuevo destino.

Sí, billete de bus. Mi intención inicial era ir de Faro a Vila Real de S. Antonio en tren y luego coger un bus hasta Huelva, puesto que en este último trayecto no hay tren que valga. Pero repasando el itinerario vi que llegaba a Vila Real hacia las 11 h y tenía que esparar al bus hasta las 15,15 h., para luego llegar a media tarde a Huelva. Y mira, que no me apetecía ni un pimiento pudiendo coger un bus a las 8h y estar en el Hotel de Huelva hacia las 11,30 h. Así que hice una pequeña trampa al solitario y cogi billete para hacer todo el trayecto en bus.

Y dicho esto, hice el check-in, pero como no me podían dar la llave hasta las 14 h. dejé la maleta y me senté un momento a ver qué se podía hacer por Faro en un par de horas, además de comer. Pues básicamente el Casco Antiguo y la Catedral, así que cogí mi mochila y mi Google Maps y me fui a callejear.

Para empezar me fui pasendo hasta el mercado municipal (siempre te puede sorprender) y hasta el teatro local (siempre cabe la posibilidad de que haya algo interesante programado para ese día). Pues ni lo uno ni lo otro, así que me dirigí hacia la Catedral y bueno..., bien, bonitas vistas desde lo alto. Casco Antiguo curioso, sin más.

A escasos 100 m de la Catedral, había leído en Internet que había un restaurante que tenía una buena parrilla de carne y pescado, así que me acerqué a ver: Estaba lleno de guiris. A veces la información de internet es como un cuchillo muy afilado. Me di la vuelta a ver si veía algo alrededor y justo enfrente vi un restaurante con pinta elegante (y caro) y con muy poca gente comiendo, claro. Me acerqué a fisgar un poco y me gustó. Confié en que la calidad de los platos hiciesen honor al precio y no me lo pensé dos veces: Ya iba siendo hora de darme un homenaje. Y vive dios que lo hice. Gran cocina con platos muy bien elaborados. Ahí detrás había un cocinero que sabía lo que hacía. Y como no tenía ganas de complicarme la vida, nada más terminar de comer me fui a descansar al hotel.

¡Qué relax de tarde! Aproveché para escribir un rato, sin prisas, buscar información sobre los siguientes destinos, leer un rato y... salir  a tomarme una  ansiada cerveza.

En estas fechas, al menos, al atardecer Faro está casi desierta. Zonas peatonales llenas de terrazas vacias es lo que más se ve. Algún que otro guiri cenando a las 19,30h y poco más.  Eso sí, ya si te acercas a las zonas donde alternan los lugareños, te encuentras algo más de vidilla, pero casi siempre en bares que tienen tv en la calle y todos viendo el partido de turno.

Cena suavecita y pronto a la cama que el bus salía a las 8,05 h.








5 comentarios:

Juan L. Trujillo dijo...

Particularmente me gusta adentrarme en los mercados de los sitios que visito. Suelo encontrar verdaderas joyas y si no lo son, es donde puedes ver con mas naturalidad la forma de comportarse de sus gentes.
Un abrazo.

Tracy dijo...

¿Diez días ya?

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Juan.
Efectivamente. Pero en este caso no detecté nada de particular que me llamase la atención.
Un abrazo.

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Tracy.
Y todavía no he llegado a la mitad del recorrido.

Unknown dijo...

Y el décimo día descansó. Ya era hora, lo tenías merecido, y homenaje gastronómico incluido buen menú para reponer nueva energía que seguro vas a necesitar. Un abrazo.

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