VUELTA A LA PENÍNSULA EN TREN. Días 8 y 9: Oporto - Lisboa

"La  curiosidad mató al gato" que se suele decir, y a mi me está dejando los pies "destrozaitos". Tenía pensado hacer día y medio tranquilos por Lisboa y me he metido un tute peor que el de Oporto.

En primer lugar quiero hablar de mi viaje en tren Oporto - Lisboa: Estoy en condiciones de afirmar que la gente que atiende en las ventanillas de las estaciones de tren, tiene un fuerte grado de "estreñimiento". Te miran como si llevasen 15 días sin ir al baño. Les cuesta muchísimo dar facilidades y ya no digo nada con lo de "empatizar" un poquito con el extranjero despistado que no conoce el funcionamiento de las líneas ferroviarias del país. Y esto no sólo me ha pasado en Portugal, me ha pasado, creo yo, en todas partes. Y sí, en el caso de Portugal es relativamente fácil entender una indicación, pero cuando necesitas precisión y pocos juegos de palabras o giros del lenguaje, la cosa se pone un poco chunga, porque con una mala interpretación te estás jugando perder un tren o comprar un billete a otro destino. Y poner de su parte, ponen bastante poco.

Resumiendo, El Domingo día 10 llegué a Lisboa sin más novedades y para ir al hotel cogí el Metro sin problemas. No me resultó complicado el uso de este medio.

Tenía reservado un Free Tour para la mañana del lunes día 11, así que mi intención para esa tarde era descansar: Un paseo, una cena suave y a la cama pronto.

Ja, ja, ja.

La recepcionista del hotel, amabilísima (he dicho del hotel, no de la estación de trenes),  sabiendo lo del Free Tour me aconsejó dar un paseo por el barrio de Belem. Me indicó cómo llegar y... perfecto. Así que cogí el tranvía nº 15 y llegué sin más problemas. Un pequeño detalle, no metí bien las indicaciones en el Google Maps y me bajé un par de paradas antes, con lo cual tuve que andar un rato hasta llegar a los lugares de interés (¡Ya empezamos!). Que insisto, no era mi intención visitarlos, tan sólo pasear un poco por los alrededores, sacar unas fotos del exterior y tomarme una cerveza.

Pues qué queréis que os diga, no me entusiamó la zona: Monasterio de los Jerónimos, espectacular por fuera, eso sí, Torre de los descubrimientos... Bueno..., Torre de Belem, bien..., muy bonitas fotos al tardecer... Varios museos aquí y allá... El puente del 25 de Abril allá al fondo... Todo bastante distante entre sí, por lo que entre tontería y tontería me pegué otra "jartá" de km.

Oscureció muy rápido, las temperaturas de repente bajaron bastante, así que pensé que lo de la cervecita mejor en el centro.

Si antes había cogido el tranvía moderno para ir a Belem, para volver cogí el turístico, el que se ve en todas las fotos, más que nada porque fue el primero que pasó, todo hay que decirlo. Un detalle, es de un solo vagón e iba de gente hasta la bandera. Y allí, bien apretujados todos, media horita de viaje. Porque claro, el bueno del  conductor no dejaba a nadie en la calle. Yo creo que si llego a levantar los pies del suelo, no me caigo.

No eran más de las 20 h. y como quería volver pronto al hotel me fui a la calle paralela a la principal a buscar un restaurante tranquilo para cenar. Me abordó un chaval de esos que están a la caza del turista y como su oferta no me pareció descabellada entré a cenar a su local. ¡Craso error!

MOMA GRILL se llama el antro ese. De lo peorcito que he visitado en mi vida. Me sentí engañado, timado, estafado... Bueno, para el que quiera ver mi comentario en Tripadvisar aquí tiene el ENLACE. Es el que se titula DEPLORABLE: UNA ESTAFA.

Tratando de superar el mal humor, me volví al hotel y a la cama.

DÍA 11

El Free Tour era a las 10 h. Hacía una mañana agradable, así que me fui dando un paseo hasta el punto de encuetro. Unos 25 min. a ritmo tranquilo. Nada más llegar me dijeron que no había grupo, que estaba yo solo y que se anulaba ese recorrido. Que si quería, tenía otro tour a las 15,30 h., pero que se desarrollaba por el barrio de Alfama. Mi idea anterior había sido dar un  paseo por ese barrio después de comer, puesto que está muy cerquita del centro, así que me lo pensé acepté, y en vez de dar el paseo por la tarde, me lo daría por la mañana pero por en centro más turístico. Nuevo plan: Paseo suave entre las calles del centro, vuelta al hotel para descansar un rato y para las 15,30 h. podría estar en el lugar de encuentro como "un pincel".

Pues eso, que no sé como me lo monto y que para cuando me di cuenta eran casi las 14h. Me puse a andar y a sacar fotos y ni me di cuenta del paso del tiempo. Pero bueno, todo hay que decirlo, lo que en un principio me pareció una zona turística al uso, petada de terrazas, de pesados camareros y vendedores de cualquier cosa, una vez que callejeas a tu aire el panorama cambia un montón. El precio que se paga es que te metes unos cuantos km., y aquí hay mucha cuesta. ¿El Premio?: Que descubres rincones a los que muy pocos turistas llegan. Y eso es lo que me pasó, que me entusiasmé buscando el premio y se me hizo tarde. Imposible volver al hotel a descansar.

Esta vez sí que acerté con el restaurante, y por la mitad de precio del día anterior comí extraordinariamente bien. Y como es de suponer, a pesar de haber descansado un buen rato mientras comía, llegué a la visita de la tarde un poco "tocado".

A la guía de la tarde, desde que comenzó a hablar, le detecté entusiasmo y conocimientos, y eso cuando tienes por delante una visita de 3 h. es muy malo, porque la experiencia te dice que pueden ser tranquilamente 4 h. Y efectivamente, no llegaron a las 4 h. pero por poco. Pero hay que decir que la experiencia de esas 4 horas fueron increibles. Desde mi humilde opinión, cualquier visita a Lisboa tiene que pasar irremediablemente por el barrio de Alfama, ahora que todavía le queda un rastro de autenticidad, porque está siendo colonizado por los operadores turísticos y calculo que no le queda mucho tiempo en estas condiciones. Me pareció genial. Y si es en visita guiada mejor, pero también sirve perderte por sus calles, sin más ambición que pasear, y os aseguro que os podéis perder con enorme facilidad.

Cuando llegué al hotel (a las 20 h), el cuentakilometros de mi móvl indicaba 16 km., pero la satisfacción del día disfrutado compensaba con creces el cansancio.