AMORES EFIMEROS

El vagón estaba atestado, pero se había quedado al lado de la puerta, por lo que salío sin dificultad alguna. Nada era diferente, excepto que… ese día las escaleras mecánicas estaban "en mantenimiento”, así que comenzó a subir por las otras escaleras. La gente avanzaba de forma lenta y cansina, con desgana, por los nosecuantos escalones; eran las 7,40 h. y habían coincidido en la estación el metro que iba y el que venía.

Con la mirada puesta en ninguna parte, alzaba la mirada de tanto en tanto para ver cuánto quedaba para llegar a la salida, tomando como referencia las espaldas que iban desapareciendo en la parte superior.

En una de estas fue cuando sus ojos se clavaron involuntariamente en aquella mujer, de la que le separaban tan sólo unos pocos escalones. No sabía qué era lo que le llamó la atención, pero aquella mujer tenía algo especial. Alta, rubia teñida y de pelo corto, mantenía unas proporciones equilibradas, quizá con un poco de sobrepeso que diría una fría y distante báscula de baño. Sus movimientos, su ritmo, sus gestos, le cautivaron inmediatamente, de manera que no pudo apartar la mirada de su cintura.

No lo dudó ni un segundo y aceleró el paso para acercarse a ella y así poder confirmar en su rostro esa belleza que su espalda delataba, pero no resultaba fácil entre tanta mochila de estudiante. Por un instante ella giró la cabeza a un lado y pudo ver su nariz y la comisura de sus labios. Su corazón se aceleró. Apenas le separaban unos pocos peldaños cuando ella llegó a la salida y giró a la izquierda. Él se dutuvo. Dudó. Giró la cabeza buscándola con la mirada, para ver cómo se iba alejando. Confuso, observó por última vez la silueta que se perdía entre la multitud y... siguió de frente, como todos los días, hacia la oficina.

"The Doobie Brothers" tocaba "Long Train Runnin" en su mp3.

6 comentarios:

Fernando López dijo...

A final Javier, la vida está llena de estos pequeños instantes que son, los que de alguna manera, nos definen sin darnos cuenta y los que recordamos siempre.
Un abrazo

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Fernando:
Qué te voy a decir.La vida es eso y poco más.
Un abrazo.

Caminante dijo...

JAVI
Verdad como un templo!
Nos ha pasado y pasa a todos!
y.... Y QUÉ!
La vida reside en estos pequeños momentos

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Jose Luis:
Pequeños placeres de la vida.¿No te parece?
Un abrazo.

Myriam dijo...

"A veces, en un instante se vive una vida"

este "Perfume de mujer", me vino a la memoria Al Pachinado.

¡¡¡La foto es SOBERBIA!!!

Un beso

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Myriam:
¿Y qué es la vida, más que la suma de instantes como este?
Un abrazo.

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