... Y CAE LA TARDE...







Recien peinada

mira seria a la cámara.

Cae la tarde.










Ella se estaba lavando las manos. De repente alzó la vista y vio mi reflejo en el espejo.

“¿Quién es ese que está ahí delante? Me preguntó.

“Soy yo mamá. Es mi reflejo en el espejo”. Le contesté.

“No digas tonterías. Ese no eres tu. Ese es otro hombre. Fíjate cómo me mira”. Me contestó.

No dije nada.

Nos fuimos a la mesa, a cenar.


Me pregunto en qué estaba pensando mi madre cuando le saqué esta foto. Ese día estaba muy nerviosa, nos habíamos ido a pasear por en el recinto de la residencia y nos habíamos sentado en un banco, a la sombra de un enorme pino. Hacía bastante calor. Casi nunca quiere salir a la calle porque dice que “hace frío en cuanto sopla un poco de aire.

Enseguida vi que la luz era muy buena y me puse a sacarle fotos.

“Mamá, vamos a repasar la tabla de multiplicar” le dije para entretenerla.

“¿5x3?”

“15”

“¿6x6?”

“36”

“¿9x8?”

“¿…? 48”

“Muy bien mamá, se nota que sigues en plena forma”.

Ella contenta sonrió. Sentía que no ha perdido facultades, que sigue con su agilidad mental de siempre. Sin embargo yo sé que tiene automatizadas las respuestas. Que en cuanto tiene la más mínima duda, en cuanto tiene que pensar la respuesta, se queda dubitativa, atascada, e irremediablemente se equivoca. Eso ahora, porque dentro de poco ni siquiera llegará a dar una respuesta. Ni siquiera entenderá la pregunta.

Es terrible ver cómo cada día que pasa le resulta más y más dfícil mantener una conversación. Frases hechas, inconexas, murmullos... Todo un conjunto de sonidos que poco a poco van perdiendo cualquier sentido.

Todavía me reconoce, pero a veces me confunde con su hermano o con su marido. Difícilmente me reconoce como hijo. Solamente cuando me dice “vienes muy poco por casa, hijo”, coinciden las dos realidades, los dos mundos.

Se le mezclan todos sus recuerdos. Nos van quedando retazos de algunas de sus frases, como coletillas que utilizaba antaño, pero es evidente que cada vez dice cosas que tienen menos y menos sentido.

Le saqué varias fotos. Enseguida vi que esta era "la foto". Está guapa, ¿verdad?

“Es igual que tu abuela”. Me dice todo el mundo. Y es verdad. Mi abuela: Otra de las mujeres importantes de mi vida.

Le enseñé la foto en la pantalla de la misma cámara.

“Mira mamá, qué guapa estás”.

Miró y no respondió. No sé lo que vio. Sospecho que ni tan siquiera se reconoció. Me miró y dijo:

“Vámonos de aquí, que hace frío”.

Volvimos al interior de la residencia. Era hora de cenar. La senté en su sitio habitual, junto a sus otras dos compañeras: Carmen y Julia. Las auxiliares estaban poniendo las mesas. Yo le anticipé un trozo de pan, el corrusco, que sé que le gusta mucho.

“Mamá, voy a buscar a papá para cenar los tres juntos”.

“Pero no tardes, que tenemos que ir a buscar a las niñas, que están con la abuela”. Me contestó.

“No tardo ni un minuto. Vengo ahora mismo”, le contesté, como todas y cada una de las veces que voy a estar con ella.

Salí del comedor. Salí de la residencia. Estaba anocheciendo. Me dirigí al coche.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

El haiku nos adelanta ya el contenido del texto...
Es guapa, cierto. Tiene que haber sido una mujer importante, una madre que ha dado todo y a la que ahora se trata de comprender...
Los padres por mayores o por enfermos activan nuestros sentimientos y ternura pero confieso que también, a mí, me inquietan porque me acercan a mi futuro, o al menos tengo más presente cómo puede ser y la carencia de tantas cosas que acompaña a la vejez.
Un beso

MaS dijo...

Javier,
me he emocionado muchísimo con tu post.Se me ha encogido el pecho, al punto de la lagrimilla. Además de guapa, es tu madre y eso, amigo, no tiene adjetivo. Y tu madre estará dentro de ese cuerpo que se atasca, que calla, y callará, pero seguirá siendo guapa, y lo mejor, tu madre.
Enhorabuena.
Precioso post.
pd. la proxima vez que la veas ofrecele un beso desde mi respeto.
M.

Katy dijo...

Hola javier, gracias por compartir este retazo de tu vida. Claro que está guapa y además tiene una mirada inteligente.
Estas son las respuestas "del alemán" de ese que toma posesión de la mente y lleva a las personas a otros mundos lejos de su vida.
Ella te conocerá como alguién cercano y especial aunque no sepa que eres su hijo. Lo impotante es que tu si sabes quién es ella.
Un abrazo

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Camy:
Es cierto que inquieta, pero a la vez nos hace reencontrarnos con la gente que más has querido sin, quizá, haberle dado toda la importancia que tenía.
Un abrazo.

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola María:
Lo haré con todo el cariño del mundo.
Un abrazo.

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Katy:
Gracias por tu comentario. Aporta mucho a lo que siento por mi madre.
Y además me ha gustado mucho tu última frase.
Un abrazo.

Fernando López dijo...

Enternecedora y conmovedora historia Javier. Como dice Katy ella te conocerá como alguien cercano, pero tu sabes quien ella.
Una fotografía magnífica. Has sabido captar la belleza del alma.
Un abarzo

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Fernando:
Para mi es una manera de reconocer lo que ha aportado a mi vida.
Una gran mujer.
Un abrazo.

Myriam dijo...

Bello y sentido homenaje a tu madre. Se ve bien el lugar que ella ocupa en tu corazón.

Un abrazo

María dijo...

Un madre guapísima.


Un beso para tu madre.

Saludos.

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola María:
Muchas gracias. Seguro que le encantará.
Un abrazo.

Bakar dijo...

Pues sí Javi, tu amatxo es muy guapa.
Muy tierna tu narración, y triste... ¡Qué putada es esta vida! Quieres agarrar lo mejor de ella para que no se te olvide nunca, y de pronto un día empiezas a olvidarlo todo...´¡Qué putada es esta vida!

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