DELITO DE BLASFEMIA

En marzo hablábamos del delito "contra los sentimientos religiosos", debido a que la fiscalía había decidido investigar a la 'drag' ganadora del Carnaval de Las Palmas. ¡Terrible!
Estos días el tema ha vuelto a salir a la palestra porque la "Asociación de Abogados Cristianos", está empeñada en que se le condene. Veremos como acaba todo esto.

Contrastando con este sinsentido, hace unos días leía una noticia de junio que nos informaba de que "Dinamarca suprime el delito de blasfemia".

Suelo fijarme en estos países del norte de Europa donde suelen estar bastante más avanzados que nosotros en la regulación o la no regulación de muchos temas. Así, la prostitución es legal en Holanda, donde mueve más de 2.500 millones de €, lo que equivale o el 0,4% del PIB holandés, más que la industria quesera del país. Pensar en legalizarla en España sería impensable, rozaría también... la blasfemia, seguro. Y es que son todavía demasiados los países que intentan "proteger" a su religión mayoritaria de las supuestas "provocaciones", de las "críticas", incluso del humor, mientras que esas supuestas "burlas" se permiten a otras instituciones públicas. Recordemos que, hasta hace unos años, criticar a la Corona de España te llevaba directamente a la cárcel. Incluso no hace tanto (en 2014) se retiraron del mercado 60.000 ejemplares de la revista El Jueves, por una portada sobre la abdicación del Rey.

Si es cierto que lentamente van desapareciendo las leyes que reprimen la crítica a las instituciones, pero  ahí siguen resistiendo hasta el fin los temas relacionados con las instituciones religiosas, con sus delitos de "blasfemia" y "contra los sentimientos religiosos". Todos sabemos que esto es un asunto cultural y educativo y que con el tiempo irá desapareciendo su tipificación, lo que pasa es que se está haciendo muy largo.

Es evidente que todo el mundo tiene derecho a ofenderse por cualquier cosa. Hasta yo tengo derecho a ofenderme cuando los demás se ofenden. Y por eso no reto a nadie a un duelo al amanecer. La cuestión es que las leyes deben de regular en general el respeto que todo el mundo se merece, pero nunca específicamente los de un colectivo concreto.

Pues eso, si hay que combatir la crítica, por zafia que sea, hagámoslo con más cultura, más educación, más democracia y menos chorradas. Los daneses así lo están entendiendo.