Me cuesta encontrar la diferencia entre los refugiados que
huyen de las guerras y de los asesinatos en masa allá por los Irán – Irak y los “subsaharianos” que desde hace
bastante más tiempo se han estado subiendo a las concertinas de turno en busca
de una vida un poco más digna. Me cuesta, pero es evidente que haber debe de haberla, porque de lo
contrario no habría surgido esta explosión de solidaridad con unos sí y con los
otros no.
Y no es que no esté de acuerdo con estos brotes de
solidaridad espontanea, todo lo contrario, lo que pasa es que en estos casos
tiendo a ser malpensado y veo fantasmas donde posiblemente no los haya. Quiero
decir que, ahora de repente, veo a todos los gobernantes en un plan solidario que
jamás les había visto. Antes resultaba que “aquí no cabíamos tantos” y de repente
"unos pocos más sí que cabemos". ¡Qué curioso!
Veo en la televisión a gente de la calle diciendo que tienen
una habitación que no se usa y que la ponen a disposición de la causa, otros
salen en manifestación dando la bienvenida como si fuesen héroes… Un primer
plano de una niña entregando una flor a un niño Sirio (casi se me saltan las
lágrimas). Seguro que no estaba preparado. Entrevistas en la prensa escrita a
refugiados que nos cuentan lo jodido que está aquello…Ah, que no se me olvide: Y la Iglesia hablando de que "cada parroquia de Europa acoja una familia". Qué lástima, como siempre tarde, después de que todo el movimiento de solidaridad ciudadano ya estaba en pleno apogeo.
No sé… hay cosas que me huelen un poco… raro.
Hace unos días iba por la calle hablando con un amigo de esta explosión de solidaridad espontánea con los refugiados sirios, iraquíes, etc. Pasamos justo al lado de un supermercado de barrio donde había en la puerta un negro pidiendo. El mismo negro de hace mucho tiempo, de siempre diría yo. Con su eterna sonrisa saludaba amablemente a la gente que entraba y salía.
Se me encogió el alma y aparté la mirada por la frivolidad con la que tratamos todos estos temas de supuesta "solidaridad".
Hace unos días iba por la calle hablando con un amigo de esta explosión de solidaridad espontánea con los refugiados sirios, iraquíes, etc. Pasamos justo al lado de un supermercado de barrio donde había en la puerta un negro pidiendo. El mismo negro de hace mucho tiempo, de siempre diría yo. Con su eterna sonrisa saludaba amablemente a la gente que entraba y salía.
Se me encogió el alma y aparté la mirada por la frivolidad con la que tratamos todos estos temas de supuesta "solidaridad".
Sí, claro, digo y digo bien "supuesta". Porque ...pongamosla a prueba: Ya que las
manifestaciones y las muestras de solidaridad se han extendido por toda Europa,
hagámonos algunas preguntas de esas que nunca nos hacemos:
¿Hasta dónde somos solidarios?
¿150.000 refugiados que se repartan por toda Europa?
¿1 millón... 3 millones?...
¿5?...
¿O nos vale con un simple SMS a la ONG de turno?
¿Hasta dónde somos solidarios?
¿150.000 refugiados que se repartan por toda Europa?
¿1 millón... 3 millones?...
¿5?...
¿O nos vale con un simple SMS a la ONG de turno?
Porque
si de ser solidarios se trata oportunidades no nos faltan ni
nos van a faltar, claro. Pero hay un pequeño inconveniente y es que ser solidarios de verdad tiene un precio. No se dice, pero es evidente que ser solidario no es sinónimo de "dar una limosna" para los negritos de África. Sabemos perfectamente que la solidaridad real exigiría muchos cambios sociales y sobre todo de modelo de desarrollo y de vida.
¿Estaríamos dispuestos a asumir tales cambios?
¿Aceptaríamos que nos suban los impuestos para poder acoger a esos 5… 10 millones? ¿O para invertir en desarrollo en esos países? Hablo de desarrollo del de verdad, claro.
¿Estaríamos dispuestos a rebajar nuestro interesante nivel de vida con tal de repartir mejor la riqueza en el mundo?
¿Dónde quedó el famoso 0,7% para el desarrollo en los presupuestos generales del Estado?
Por cierto, una señora que salía del supermercado le echó al negro una moneda de 10 centimos al vaso de plástico. Ni siquiera le contestó cuando le dio las gracias con una enorme sonrisa.
¿Aceptaríamos que nos suban los impuestos para poder acoger a esos 5… 10 millones? ¿O para invertir en desarrollo en esos países? Hablo de desarrollo del de verdad, claro.
¿Estaríamos dispuestos a rebajar nuestro interesante nivel de vida con tal de repartir mejor la riqueza en el mundo?
¿Dónde quedó el famoso 0,7% para el desarrollo en los presupuestos generales del Estado?
Por cierto, una señora que salía del supermercado le echó al negro una moneda de 10 centimos al vaso de plástico. Ni siquiera le contestó cuando le dio las gracias con una enorme sonrisa.
4 comentarios:
¿No te has dado cuenta de una cosa?, ¿cuantos hombres, mujeres y niños son negros?, ¿has visto como esos pequeños a los que entrevistan hablan inglés mejor que nuestros políticos?, no digo nada sus padres, los entrevistados o son médicos, o empresarios o profesionales, por eso dice Alemania que quiere 500.000 refugiados, si fueran analfabetos y sobre todo negros ¿los querría?.
Saludos
Hola Emilio Manuel:
Precisamente de eso hablaba hace un momento con mi hostelero de guardia mientras me tomaba un café. Es evidente que es así, como tú dices.
Un abrazo.
No somos tontos, que ya conocemos el percal alemán.
Hola Tracy:
Digamos que todos no somos tontos, porque sí que hay unos cuantos que...
Un abrazo.
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