LA LUCHA DE CLASES NO HABÍA TERMINADO

No terminamos de darnos cuenta, pero definitivamente nos han puesto en nuestro sitio y no me atrevo a decir que “para siempre”, pero si puedo decir que para mucho tiempo.

Sí, yo también creía que la “lucha de clases” había terminado, pero era mentira, tan sólo nos habían dejado sentarnos a la mesa a disfrutar del festín. Los sindicatos, los primeros, sentados al lado de los patronos, haciéndose los “colegas” como si fuesen amigotes de toda la vida. Pero se acabó, ya se han cansado de vernos coger la comida sin permiso, de vernos comer con las manos. 

¡C'est fini! Nos han devuelto al sitio de dónde veníamos sin más contemplaciones. Olvidémonos de eso de la educación gratuita, de la sanidad universal. ¿Qué es eso? Ahora nos toca morirnos como antes, nos toca trabajar 14 horas diarias para ganar la misma miseria que hace un siglo, volveremos a criar “hijos para el cielo”, a rogar a la virgen para que nos ampare ante la desgracia, a tratar al jefe de “usted”, al médico de “Don”. Volveremos a ver series como aquella de antaño titulada, “Crónicas de un pueblo”, donde las fuerzas vivas eran el alcalde, cura, el guardia civil y el maestro.

“Lo que usted diga, don Cosme”.

¡Ahhhhh!, ¡Qué tiempos aquellos! Tiempos en los que éramos “una unidad de destino en lo universal” por la gracia de dios.

¡Sí, qué tiempos! Y nos habíamos creído que podríamos ser parte de su mundo. ¡Ingenuos!

Lo triste ya no es que tardemos décadas en volver a una situación mejor, lo realmente triste es que todos queremos volver a la misma situación anterior. Y eso amigos, ni es posible... ni deseable siquiera.

Por el bien del planeta, por el bien de la humanidad.