Con esto de la crisis, no soplan vientos favorables hacia la solidaridad. La realidad nos dice que mejor pensar en nosotros mismos puesto que no sabemos en qué situación vamos a estar mañana. Bueno, en realidad, seamos sinceros, tradicionalmente no hemos sido tantos los ciudadanos que nos hemos tomado en serio esto de la solidaridad. Hay una gran mayoría que, por unas causas o por otras, no tiene ningún gesto solidario a lo largo de su vida.
Pero el futuro de los países empobrecidos sólo depende en una pequeñísima parte de la solidaridad directa de los ciudadanos. La gran dependencia está en la aportación de nuestros gobiernos a través de los presupuestos del Estado, que siempre ha estado muy lejos de tener una actitud solidaria con los países “en desarrollo”, a pesar de los discursos grandilocuentes que ocupan una parte importantes de sus demagógicos discursos. Recuerdo hace unos años, cuando (en España) las ONGs pedían al gobierno que cumpliese con el compromiso internacional de aportar el 0,7% del P.I.B. para el desarrollo, se prometió un incremento gradual que nunca se llevó a efecto. Es triste decirlo, pero en el mundo el objetivo del 0,7 que fijó la ONU hace 35 años, sólo lo están cumpliendo cuatro países: Dinamarca, Luxemburgo, Holanda y Suecia. Aun viviendo tiempos de “bonanza”, como los que hemos vivido, hemos sido incapaces de cumplir por lo que se han ido acrecentando las diferencias entre ricos y pobres, entre Norte y Sur.
Pero el futuro de los países empobrecidos sólo depende en una pequeñísima parte de la solidaridad directa de los ciudadanos. La gran dependencia está en la aportación de nuestros gobiernos a través de los presupuestos del Estado, que siempre ha estado muy lejos de tener una actitud solidaria con los países “en desarrollo”, a pesar de los discursos grandilocuentes que ocupan una parte importantes de sus demagógicos discursos. Recuerdo hace unos años, cuando (en España) las ONGs pedían al gobierno que cumpliese con el compromiso internacional de aportar el 0,7% del P.I.B. para el desarrollo, se prometió un incremento gradual que nunca se llevó a efecto. Es triste decirlo, pero en el mundo el objetivo del 0,7 que fijó la ONU hace 35 años, sólo lo están cumpliendo cuatro países: Dinamarca, Luxemburgo, Holanda y Suecia. Aun viviendo tiempos de “bonanza”, como los que hemos vivido, hemos sido incapaces de cumplir por lo que se han ido acrecentando las diferencias entre ricos y pobres, entre Norte y Sur.
Es ahora, cuando vienen mal dadas, cuando nuestras arcas también amenazan con quedarse vacías, cuando empiezan a salir a la luz todas las miserias, todos los inconfesables dispendios que nos hemos permitido mientras decenas de países se desangraban entre guerras interminables y hambrunas.
Y ahí está África, cuna de la humanidad, esperando que alguien mire hacia allá con un gesto que no sea el de la codicia y la mezquindad. África, que desde que se colonizó, allá por el siglo XVII, no ha dejado de desangrarse y de morirse de hambre. África, ahora motivo de oscuras estrategias para esquilmar las enormes reservas de todo tipo de materias primas que todavía almacena. África, basurero del mundo desarrollado y de aquél que se cree en vías de desarrollo. África de la que rechazamos con crueldad inhumana al desesperado emigrante que huye de la miseria. África, siempre África.
Y ahí está África, cuna de la humanidad, esperando que alguien mire hacia allá con un gesto que no sea el de la codicia y la mezquindad. África, que desde que se colonizó, allá por el siglo XVII, no ha dejado de desangrarse y de morirse de hambre. África, ahora motivo de oscuras estrategias para esquilmar las enormes reservas de todo tipo de materias primas que todavía almacena. África, basurero del mundo desarrollado y de aquél que se cree en vías de desarrollo. África de la que rechazamos con crueldad inhumana al desesperado emigrante que huye de la miseria. África, siempre África.
Ahora, gobierno y autonomías recortan presupuestos y, cómo no, una parte importante de lo poco que se destinaba “al desarrollo”. Pero que nadie me diga que “no hay otro remedio”, porque sí lo hay. Hemos dado, estamos dando y todavía vamos a dar mucho dinero, para reflotar bancos. Dinero, dicen, que podría haber eliminado el hambre del mundo. ¡Qué patético!
No vivimos tiempos de solidaridad. Hace meses que nadie habla de la poca solidaridad que nos queda con respecto al “tercer” mundo, al menos que sea para anunciar recortes que a todos nos parecen “lógicos”. Sinceramente creo que esta crisis se va a llevar por delante muchas cosas en las que creíamos. Cosas que señalaban a todo aquello que como humanos nos caracteriza. Ojalá me equivoque.
Hoy quiero dar un grito solidario a través de un bellísimo poema de Mario Benedetti, al que puso música Joan Manuel Serrat.
EL SUR TAMBIÉN EXISTE
Serrat - Poema de Mario Benedetti
Con su ritual de acero
sus grandes chimeneas
sus sabios clandestinos
su canto de sirena
sus cielos de neón
sus ventas navideñas
su culto de Dios Padre
y de las charreteras
con sus llaves del reino
el Norte es el que ordena
pero aquí abajo, abajo
el hambre disponible
recurre al fruto amargo
de lo que otros deciden
mientras el tiempo pasa
y pasan los desfiles
y se hacen otras cosas
que el Norte no prohibe.
Con su esperanza dura
el Sur también existe.
Con sus predicadores
sus gases que envenenan
su escuela de Chicago
sus dueños de la tierra
con sus trapos de lujo
y su pobre osamenta
sus defensas gastadas
sus gastos de defensa.
Con su gesta invasora
el Norte es el que ordena.
Pero aquí abajo, abajo
cada uno en su escondite
hay hombres y mujeres
que saben a qué asirse
aprovechando el sol
y también los eclipses
apartando lo inútil
y usando lo que sirve.
Con su fe veterana
el Sur también existe.
Con su corno francés
y su academia sueca
su salsa americana
y sus llaves inglesas
con todos sus misiles
y sus enciclopedias
su guerra de galaxias
y su saña opulenta
con todos sus laureles
el Norte es el que ordena.
Pero aquí abajo, abajo
cerca de las raíces
es donde la memoria
ningún recuerdo omite
y hay quienes se desmueren
y hay quienes se desviven
y así entre todos logran
lo que era un imposible
que todo el mundo sepa
que el Sur,
que el Sur también existe.
EL SUR TAMBIÉN EXISTE
Serrat - Poema de Mario Benedetti
Con su ritual de acero
sus grandes chimeneas
sus sabios clandestinos
su canto de sirena
sus cielos de neón
sus ventas navideñas
su culto de Dios Padre
y de las charreteras
con sus llaves del reino
el Norte es el que ordena
pero aquí abajo, abajo
el hambre disponible
recurre al fruto amargo
de lo que otros deciden
mientras el tiempo pasa
y pasan los desfiles
y se hacen otras cosas
que el Norte no prohibe.
Con su esperanza dura
el Sur también existe.
Con sus predicadores
sus gases que envenenan
su escuela de Chicago
sus dueños de la tierra
con sus trapos de lujo
y su pobre osamenta
sus defensas gastadas
sus gastos de defensa.
Con su gesta invasora
el Norte es el que ordena.
Pero aquí abajo, abajo
cada uno en su escondite
hay hombres y mujeres
que saben a qué asirse
aprovechando el sol
y también los eclipses
apartando lo inútil
y usando lo que sirve.
Con su fe veterana
el Sur también existe.
Con su corno francés
y su academia sueca
su salsa americana
y sus llaves inglesas
con todos sus misiles
y sus enciclopedias
su guerra de galaxias
y su saña opulenta
con todos sus laureles
el Norte es el que ordena.
Pero aquí abajo, abajo
cerca de las raíces
es donde la memoria
ningún recuerdo omite
y hay quienes se desmueren
y hay quienes se desviven
y así entre todos logran
lo que era un imposible
que todo el mundo sepa
que el Sur,
que el Sur también existe.