¿Y DE LO MÍO QUÉ?

Recientemente en mi organización hemos certificado todos nuestros servicios en la ISO 9001-2008. Es una empresa pública. Con este motivo me permito realizar unas reflexiones en relación a la Gestión en la Administración, una administración que desde hace mucho tiempo (y con más razón ahora en tiempos de crisis), es duramente criticada por su ineficacia e ineficiencia. Hoy en día en la administración hablar de Gestión y de Calidad es casi misión imposible.

Una de las claves de esta situación, está en los numerosos obstáculos y travas administrativas que hemos generado. Toda una parafernalia para que “nada” ni “nadie” se extralimite. Y  vaya que si se ha conseguido, ¿verdad? Hemos conseguido que el único interés del sistema sea, justificarse, demostrar que las cosas “se hacen bien”, es decir, que se cumplen “las normas y las leyes”, y que cualquier decisión esté soportada y justificada documentalmente. Lo de "extralimitarse", parece que se ha olvidado. No existen objetivos de gestión, todo gira en torno a “las normas y las leyes”. Nunca se buscan soluciones, sólo se evidencian las dificultades ¿A quién le importan los proyectos?

Así que con ese horizonte la implicación y la motivación de los trabajadores públicos son harto difíciles. Con un escenario así, ¿podemos criticar a los funcionarios por su falta de compromiso? ¿compromiso con qué? Y que conste que no es mi intención justificar aquí la actitud injustificable de muchos.

Profundicemos un poco. Si hablamos de ineficacia y de ineficiencia tendremos que hablar de la “arcaica organización administrativa” que tenemos. Tenemos que hablar de organigramas caducos, de tablas salariales ininteligibles, de jerarquías inexistentes, pero sobre todo tenemos que hablar de la ausencia de autoridad. Nadie manda, nadie "ha sido". Nuestra administración parece que ha cogido sus referencias en los consejos que el filósofo Homer Simpon le dice a su hijo Bart:

Hijo, hay tres cosas que te harán triunfar en la vida:
1. No digas que "he sido yo",
2. Di a menudo, ¡Qué buena idea, jefe! y,
3. "Estaba así cuando llegué. …"

Y vaya que si triunfamos. Triunfamos, pero en le circo del esperpento y en los chistes de Forges.

Bueno, con humor sí, pero este es un asunto serio. TOMAR DECISIONES: No os lo vais a creer, pero en la administración española (sin olvidar la autonómica) nadie toma decisiones. Eso sí, hay una cadena de mando... que ni en el ejército. Tenemos tal escala salarial y de jefaturas que necesitaríamos un master para entenderlo. Cuando llega el momento de tomar una decisión, todo el mundo mira hacia el responsable político, que a su vez exige un informe técnico para "cubrirse". De risa. Así que cuando alguien llega y plantea algún proyecto, como por ejemplo el de la Calidad, el político de turno suele encontrar "otras prioridades": "Oiga, mire, es que en este departamento podríamos sacarnos la ISO, la gente está muy motivada". Respuesta: "¿Eso me puede generar algún problema? Pues mejor no".

Las "jefaturas", como ya he comentado, no son tal. Son simplemente niveles salariales, a los que se accede a través de caminos y vericuetos inescrutables. Sí, como suena. Una "jefatura" no significa que alguien planifique, organice y ordene el trabajo de personas de nivel inferior, simplemente significa que esa persona gana más dinero. Tal cual. Entonces ¿quién toma las decisiones? Ya lo hemos dicho, nadie, y en su ausencia el responsable político previo informe técnico. O sea…

Resumiendo, tenemos una administración absolutamente ineficaz donde los avances en Gestión y en Calidad son meramente anecdóticos. Eso sí, los que hemos podido ponernos a ello tenemos la gran ventaja de disfrutar de nuestro trabajo, de tener un horizonte, unas metas, de saber que nuestro trabajo tiene sentido y que se pueden hacer grandes cosas que mejoren nuestro entorno social y económico.

Hay un extraordinario libro titulado “El desgobierno de lo público”, de Alejandro Nieto, que os recomiendo encarecidamente, si es que queréis conocer más en profundidad estos temas.

8 comentarios:

Katy dijo...

La tónica es el desgobierno en todos los ámbitos: público, particular y hasta familiar. Todo vale y nadie quiere responsabilidades ni mojarse. Ale a vivir que dos días.
Los mayores cansados de luchar y los jóvenes no quieren saber nada. “La culpa la tiene el sistema”.
Me temo Javier que tenemos que echar mano de Murphy:
“Cualquier cosa que pueda ir mal, irá mal. Y cuando esté mal del todo iremos a mejor.
Un abrazo

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Katy:
No puedo estar más de acuerdo contigo.
Olvidamos demasiado pronto y luego nos lamentamos.
En este caso, si no fuese porque estamos tirando, literalmente, el dinero público por la borda, quizá sería menos importante.
Un abrazo.

Josep Julián dijo...

Hola Javi:
Aprovechando que te veo sensible con el tema, confieso que cuanto más y mejor conozco los entresijos de la administración pública menos entiendo que gente inteligente acabe allí excepto por razones que igual tampoco me parecerían buenas. Dicho sea mejorando lo presente.
Te cuento un caso de hoy mismo. He llamado a un cliente administración pública para pedirle el resumen de evaluaciones de un seminario que hicimos para ellos la semana pasada. No me lo quería dar. Motivo: las valoraciones han sido excepcionalmente buenas y si me lo decía igual me relajaba para la siguiente, le pedía más precio o las dos cosas al mismo tiempo.
Bueno, si ha salido bien también es bueno para ti, le he contra argumentado. Ya, pero eso no cuenta, me ha contestado.
Pues eso. A seguir bien.

Anónimo dijo...

¡Excelente reflexión, Javi! Nos vemos...

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Josep:
Conozco demasiadas personas que se han ido de la administración a la empresa privada. En la administración vivimos en una nube que el día que se difumine y desaparezca nos vamos a estrellar. Y estoy convencido de que es bueno que ese momento llegue.
Un abrazo.

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Gracias Iñaki:
Me alegra mucho que te haya gustado. Parece que tenemos más puntos coincidentes de los que aparentente hay.
Un abrazo.

Fernando López dijo...

Hola javier:

Brillante y certero post el que nos dejas hoy. No soy funcionario, pero conozco algunos que tienen el mismo sentir que tu, que no le encuentran lógica al "aparato" por lo indefinido no de sus funciones sino por su funcionamiento que cómo comentas tiene una complejidad tan tremenda (de puestos, escalafones etc..)que es difícil que se produzcan avances significativos que lleven a la eficiencia y eficacia. Por otro lado , lo de las normas ISo etc... está muy bién, pero al final te das cuentas que tanto alguna empresas públicas como privadas se las pasasn por el forro.

Un abrazo

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Fernando:
Tu también tienes mucha razón con lo de la ISO. La cuestión positiva es que siempre estamos unos cuantos que nos lo tomamos en serio, pero como siempre una minoría minoritaria.
Un abrazo.

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