CÓMO SURGIÓ LA IDEA
El
día 1 de marzo, y durante 4 meses, me voy con mi hijo a dar la Vuelta al Mundo por
tierra, y preferentemente siempre que se pueda, en tren. Algún vuelo
hay que hacer para salvar los “charcos” pero nos enfrentamos a
más de 40.000 km de vías férreas y carreteras. ¡Qué ansiedad!
Y no pongáis cara de sorpresa que ya os avisé hace un año cuando me fui a dar la "Vuelta a la Península Ibérica en Tren". Cuando aquello, el proyecto estrella era este, pero tuve que posponerlo (afortunadamente, pues ahora tengo la oportunidad de hacerlo con mi hijo) por razones de fuerza mayor. Pues ya ha llegado el momento. El día 1 de marzo nos vamos. Él sale de Londres (donde está trabajando) y yo salgo de Santurtzi (al lado de Bilbao), donde vivo. Nos encontraremos en París, desde donde seguiremos juntos el trayecto.
Y no pongáis cara de sorpresa que ya os avisé hace un año cuando me fui a dar la "Vuelta a la Península Ibérica en Tren". Cuando aquello, el proyecto estrella era este, pero tuve que posponerlo (afortunadamente, pues ahora tengo la oportunidad de hacerlo con mi hijo) por razones de fuerza mayor. Pues ya ha llegado el momento. El día 1 de marzo nos vamos. Él sale de Londres (donde está trabajando) y yo salgo de Santurtzi (al lado de Bilbao), donde vivo. Nos encontraremos en París, desde donde seguiremos juntos el trayecto.
Estos
días antes de partir, he estado repasando los prolegómenos de esta
aventura, así que, si no os aburre, os los voy a contar, puesto que todos los trabajos y reflexiones previos a una aventura así, siempre tienen su punto de emoción y disfrute, como si del mismo viajes se tratase.
¿Qué cómo se me ocurrió esta idea? Pues ya casi ni me acuerdo. Creo que tengo una memoria de corto/medio plazo y a menudo, en el fragor del trabajo terminas olvidando cómo surgió aquello. Cuestión de la edad, supongo. Bueno, creo que puedo afirmar que básicamente fue una de esa numerosas ocurrencias que vas teniendo a lo largo de la vida pero que sabes de antemano que no se van a cumplir o que si se cumplen es porque le pones mucho empeño.
Lo de todos los días, vamos... “Fantasías animadas de ayer y hoy presenta…”.
Supongo que idealizar cosas es parte de la vida, que conlleva sus pequeñas frustraciones cuando terminas asumiendo que ese proyecto que imaginabas no va a suceder, ni siquiera va a pasar a la fase de “posibilidad real”. Y mientras llega ese duro momento quieres pensar que si se diesen determinadas circunstancias sí que lo harías, aunque para ello se tendrían que dar demasiadas casualidades que no suele ser fácil que coincidan en el mismo espacio y tiempo. Que te toque la lotería, por ejemplo, suele ser una buena ayuda. Y aún así… Se parece mucho a los típicos propósitos de año nuevo que duran menos que "dos peces de hielo en un whisky on the rocks", que decía Sabina.
Pienso también que el hecho de que imaginemos proyectos irrealizables y creamos en ellos, aunque sea durante un minuto, es posible que sea un mecanismo de defensa que trata de alejarnos de la gris rutina o de aquello que hubiésemos querido ser. ¡Uf, que me lío! Y qué coño, fantasear nunca ha sido malo.
La cosa es que, será hace unos 10 años, cuando empecé a creerme que eso de la jubilación existe y que incluso me puede tocar a mi. Es una situación un poco extraña porque hasta ese momento, cuando oía hablar a alguien sobre la jubilación me parecía que esa gente ya era “muy mayor”, que son cosas que no iban conmigo, hasta que, de repente un día, te vas dando cuenta de que es un tema que empieza a rondar por tu cabeza y que poco a poco vas hablando cada vez más sobre ella. Señal de que tú momento se acerca y que también has llegado a ser “muy mayor”. Y que conste que no soy de esos que hacen un montón de planes para cuando “te jubiles”, más bien me gusta ir disfrutando de todo lo que puedo mientras puedo. Pero lo de la Vuelta al Mundo sí que se fijó ahí como una idea importante. Eso sí, a sabiendas de que hay cosas que exigen importantes esfuerzos. Estaba dispuesto a hacerlos.
¡Qué envidia me da esa gente que de repente lo deja todo y se pone a viajar sin límite de tiempo. ¿Y los que además se van solos? Y quien dice viajar dice otros proyectos que te obligan a dejar tu forma de vida actual para cumplir increíbles retos y deseos. Siempre me he preguntado a ver cómo lo hacen, con qué han tenido que romper, qué obstáculos han tenido que superar. Por ejemplo, el otro día vi en la tele a una persona que se había dado la Vuelta al Mundo... ¡ANDANDO! Impresionante.
En cualquier caso encomiable esa actitud.
Pues sería en algún momento de esos en los que filosofaba con los amigos sobre lo que haría cuando me llegase el momento de la jubilación, cuando seguramente se me ocurriría decir eso de que “me encantaría dar la Vuelta al Mundo en Tren”. Sí, tenía que ser en tren, aunque sobre la marcha hubo que hacer algunas concesiones, puesto que hay demasiados lugares en este mundo que nunca han tenido una vía férrea o la han abandonado en favor del transporte por carretera.
Además de su punto de romanticismo, unido irremediablemente al cine y a la literatura, el tren tiene algo especial que hace que un viaje sea distinto. Te permite levantarte, pasear, hablar con la gente, disfrutar del paisaje, tener una sobremesa en el vagón restaurante… En el tren se puede disfrutar del propio viaje sin pensar tanto en el destino. Y precisamente de eso pretende ir esta aventura, del disfrute del camino, del descubrimiento de lugares, personas, más que de ver maravillosos monumentos, catedrales... Yo creo que algo así tenían en la mente los antiguos viajeros y aventureros.
Es un bonito debate el que he mantenido durante este tiempo con algunas personas con las que he compartido mi proyecto, que no le veían sentido tal y como ellas lo entienden (como hoy entiende la sociedad) el concepto de “viajar”, que yo enmarco más en el espacio del “turista”, que en el del “viajero”. “Pues total, si vas a pasar por muchos sitios y apenas los vas a ver, no entiendo el viaje”, decían. “Es que no se trata de ir a ver, se trata de viajar”, contestaba yo sin mucho éxito.
¿Pero qué es un turista o un viajero?
“Nuestro destino de viaje nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas”. Decía Henry Miller.
"...Una nueva forma de ver las cosas". Interesante.
Y estoy de acuerdo. Yo creo que el viaje es el aprendizaje que aporta el camino, más allá de las bellezas o experiencias que aporta el destino. El viajero existe desde hace siglos, el turista es un invento del siglo XIX y explotado en su máximo exponente en el siglo XX. El viajero viaja, el turista llega. El viajero es un ser curioso que pretende aprender de las gentes y de todos los lugares del camino, el turista se centra en el destino y en lo que no se puede perder. El viajero y el turista son formas diferentes de afrontar el viaje, la vida.
¿Qué cómo se me ocurrió esta idea? Pues ya casi ni me acuerdo. Creo que tengo una memoria de corto/medio plazo y a menudo, en el fragor del trabajo terminas olvidando cómo surgió aquello. Cuestión de la edad, supongo. Bueno, creo que puedo afirmar que básicamente fue una de esa numerosas ocurrencias que vas teniendo a lo largo de la vida pero que sabes de antemano que no se van a cumplir o que si se cumplen es porque le pones mucho empeño.
Lo de todos los días, vamos... “Fantasías animadas de ayer y hoy presenta…”.
Supongo que idealizar cosas es parte de la vida, que conlleva sus pequeñas frustraciones cuando terminas asumiendo que ese proyecto que imaginabas no va a suceder, ni siquiera va a pasar a la fase de “posibilidad real”. Y mientras llega ese duro momento quieres pensar que si se diesen determinadas circunstancias sí que lo harías, aunque para ello se tendrían que dar demasiadas casualidades que no suele ser fácil que coincidan en el mismo espacio y tiempo. Que te toque la lotería, por ejemplo, suele ser una buena ayuda. Y aún así… Se parece mucho a los típicos propósitos de año nuevo que duran menos que "dos peces de hielo en un whisky on the rocks", que decía Sabina.
Pienso también que el hecho de que imaginemos proyectos irrealizables y creamos en ellos, aunque sea durante un minuto, es posible que sea un mecanismo de defensa que trata de alejarnos de la gris rutina o de aquello que hubiésemos querido ser. ¡Uf, que me lío! Y qué coño, fantasear nunca ha sido malo.
La cosa es que, será hace unos 10 años, cuando empecé a creerme que eso de la jubilación existe y que incluso me puede tocar a mi. Es una situación un poco extraña porque hasta ese momento, cuando oía hablar a alguien sobre la jubilación me parecía que esa gente ya era “muy mayor”, que son cosas que no iban conmigo, hasta que, de repente un día, te vas dando cuenta de que es un tema que empieza a rondar por tu cabeza y que poco a poco vas hablando cada vez más sobre ella. Señal de que tú momento se acerca y que también has llegado a ser “muy mayor”. Y que conste que no soy de esos que hacen un montón de planes para cuando “te jubiles”, más bien me gusta ir disfrutando de todo lo que puedo mientras puedo. Pero lo de la Vuelta al Mundo sí que se fijó ahí como una idea importante. Eso sí, a sabiendas de que hay cosas que exigen importantes esfuerzos. Estaba dispuesto a hacerlos.
¡Qué envidia me da esa gente que de repente lo deja todo y se pone a viajar sin límite de tiempo. ¿Y los que además se van solos? Y quien dice viajar dice otros proyectos que te obligan a dejar tu forma de vida actual para cumplir increíbles retos y deseos. Siempre me he preguntado a ver cómo lo hacen, con qué han tenido que romper, qué obstáculos han tenido que superar. Por ejemplo, el otro día vi en la tele a una persona que se había dado la Vuelta al Mundo... ¡ANDANDO! Impresionante.
En cualquier caso encomiable esa actitud.
Pues sería en algún momento de esos en los que filosofaba con los amigos sobre lo que haría cuando me llegase el momento de la jubilación, cuando seguramente se me ocurriría decir eso de que “me encantaría dar la Vuelta al Mundo en Tren”. Sí, tenía que ser en tren, aunque sobre la marcha hubo que hacer algunas concesiones, puesto que hay demasiados lugares en este mundo que nunca han tenido una vía férrea o la han abandonado en favor del transporte por carretera.
Además de su punto de romanticismo, unido irremediablemente al cine y a la literatura, el tren tiene algo especial que hace que un viaje sea distinto. Te permite levantarte, pasear, hablar con la gente, disfrutar del paisaje, tener una sobremesa en el vagón restaurante… En el tren se puede disfrutar del propio viaje sin pensar tanto en el destino. Y precisamente de eso pretende ir esta aventura, del disfrute del camino, del descubrimiento de lugares, personas, más que de ver maravillosos monumentos, catedrales... Yo creo que algo así tenían en la mente los antiguos viajeros y aventureros.
Es un bonito debate el que he mantenido durante este tiempo con algunas personas con las que he compartido mi proyecto, que no le veían sentido tal y como ellas lo entienden (como hoy entiende la sociedad) el concepto de “viajar”, que yo enmarco más en el espacio del “turista”, que en el del “viajero”. “Pues total, si vas a pasar por muchos sitios y apenas los vas a ver, no entiendo el viaje”, decían. “Es que no se trata de ir a ver, se trata de viajar”, contestaba yo sin mucho éxito.
¿Pero qué es un turista o un viajero?
“Nuestro destino de viaje nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas”. Decía Henry Miller.
"...Una nueva forma de ver las cosas". Interesante.
Y estoy de acuerdo. Yo creo que el viaje es el aprendizaje que aporta el camino, más allá de las bellezas o experiencias que aporta el destino. El viajero existe desde hace siglos, el turista es un invento del siglo XIX y explotado en su máximo exponente en el siglo XX. El viajero viaja, el turista llega. El viajero es un ser curioso que pretende aprender de las gentes y de todos los lugares del camino, el turista se centra en el destino y en lo que no se puede perder. El viajero y el turista son formas diferentes de afrontar el viaje, la vida.
(Continuará)
16 comentarios:
A mí.., pensar en mi jubilación, ¡¡¡ha sido por culpa tuya!!! Te deseo lo mejor para esta nueva andadura, que espero que me la cuentes invitándome a una buena comida y una gran copa de vino!!! Cuidaros y disfrutad!!!
Nota: No estás muy mayor!!!¡¡¡No sabes lo que has rejuvenecido desde que te has jubilado!!
Marivi
Qué bonito lo cuentas y qué maravilla que hayas podido materializar esa idea loca, que al final no lo debía de ser tanto... Estaremos atentos a tus historias y así, un poquito también los que te leemos, daremos la vuelta al mundo contigo.
Disfruta del viaje, compañero.
Vero.
Me alegro que aquel proyecto que me contaste en tu vuelta a España cuando visitaste Granada la lleves a efecto, me pones los dientes largos, me imagino que, como tu última turné por países latinos, nos irás informando por donde caminas. Te seguiré con una envidia muy pero que muy insana.
Un abrazo.
No lo sabes, pero estaré tambien presente en ese viaje, aunque sólo sea leyendo tus entradas y viendo tus fotografías.
!!! La vuelta al mundo en tren y en compañía de tu hijo!!! Eso si que es una experiencia única.
Un abrazo.
Me gustará leerte.
Me alegro de que hagas realidad tu sueño.
Hola Emilio Manuel.
Por mucho que se diga, la envidia siempre es insana :-)
Un abrazo.
Hola Juan.
Eso espero, que sea una experiencia única :-)
Un abrazo.
Hola Tracy.
Muchas gracias.
Lo mejor del viaje no es la llegada, es el preparativo, ¿o era la vuelta? ¿o las fotos? Joder!!! Que no me acuerdo.
Buen viaje y disfrutad!!!
Por fin ha llegado!!!
Espero que todo este lío del virus de la corona no te entorpezca demasiado. No es justo. Disfruta y luego, cuenta. Nos tienes a todos con los dientes largos.
Que suerte tienes! Buen viage y cuarenta mil enhorabuenas!
Gracias Eneko.
Hola Kski.
Seguro que nos conocemos, pero con esas siglas no te reconozco.
Muchas gracias monouche.
La mayor de la suerte a ambos y que disfruten mucho del viaje, viajeros.
(totalmente de acuerdo contigo en la oposición de turista/viajero)
Besos y abrazos
Gracis Myriam. :-)
Publicar un comentario
Después de pulsar PUBLICAR UN COMENTARIO, pulsa TAB hasta ver bien la palabra de verificación. Gracias.