YO NO SOY RACISTA, PERO...

Lo único que me gustó del intento de investidura de julio fue el hecho de que Sánchez no contestara al líder de la ultraderecha. Le ignoró. Creo que es lo más consecuente que he visto en la política española desde hace mucho tiempo. Y sí, me parece fundamental seguir la estela europea de aislar al cáncer del fascismo que está latente en todos y cada uno de los partidos de la ultraderecha europea. Fascismo que, como estamos viendo, ha sabido adaptarse a un entorno diferente en una época diferente.

Creo que, ya no sólo los políticos tienen la obligación de combatir y aislar el fascismo que nos viene, sino que todos y cada uno de los ciudadanos debemos aislar en nuestro entorno a los que directa y abiertamente hacen comentarios homófobos, racistas, sexistas, xenófobos... Y muchas veces todos a la vez y seguidos... Como la ultraderecha. Quizá no le hemos dado la importancia que tiene, pero en comidas, en grupos, en cuadrillas, a menudo está el típico vocazas al que nadie responde por no "liarla", pero que se pasa el tiempo divulgando sus rancias reflexiones. Sí, nos callamos por no provocar una discusión o un conflicto, pero creo que tenemos la obligación moral de evidenciar que esos comentarios, esas actitudes son despreciables y rotundamente rechazables.

¿Acaso no tenemos algún tipo de estos en uno o más de los grupos de Whatsapp?

No podemos ni debemos seguir callados.

Como ejemplo de esta nueva actitud que creo debemos tener, me encantó el mensaje de Guillette en su anuncio de principios de año. Ya lo comenté aquí. Oportunista o no, Guillete dio un giro importante a su menseje y por ende a la actitud que debemos tener ante los actos machistas y de bullying. Y también pagó un precio por ello.

Digamos claramente NO a estos personajes, sustrato del nuevo fascismo.