Deseo compartir con vosotros una experiencia relativa al beber y al conducir.
Anoche, estando de copas con algunos amigos, después de la cena de Noche Vieja, al darme cuenta de que se me había ido la mano con las copas, y no estando en condiciones de conducir, hice algo que nunca antes había hecho:
dejé mi coche y opté por subir a un autobús e irme a casa.
Llegar sano y salvo fue una agradable sorpresa, sobre todo considerando que en mi vida había conducido un autobús y que no sé de dónde cojones lo había conseguido.
Lo tengo aparcado frente a mi casa, por si alguien lo echa en falta.
8 comentarios:
Debe ser el mío que se me traspapeló cuando volvía de Pernambuco:-)
Sabia desición esto de no conducir el coche propio.
Feliz año para ti y todos tus lectores. Que no nos falte nunca el sentido del humor.
Un abrazo
Hola A.L.:
Qu no nos falte. ;-)
Un abrazo.
Ja ja, que bueno Javier.
Un abrazo
Empezar con buen humor es empezar bien. Me alegro que te fuera bien con el autobús.
Un abrazo y buenos Reyes
Al leer los otros comentarios me he fijado en los comentaristas y resulta que uno de ellos eres tú, con nuevo avatar desenfadado.
Me gusta tu nuevo look:-)
Hola Fernando:
Hay que empezar con buen humor. ;-)
Un abrazo.
Hola Katy:
Muchas gracias.
Año nuevo, vida nueva :)
Un abrazo.
jajajajaja y yo que te estaba tomando en serio al irte leyendo jajajaja
¡Feliz Año! ¡hic!... ¡hic!...
Besos
PD EL autobus no es mio, si hubiera sido un palo de escoba tal vez... jajaja
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