Algunos descubrimos el significado de la vida a través de los niños, porque son los que se la toman verdaderamente en serio.
En la niñez estamos tan ansiosos por absorber información de todo lo que nos rodea, que lo que sucede alrededor parece tener un ritmo demasiado lento. Bueno, en realidad el tiempo es ajeno a la niñez, o ... quizá la niñez es ajena al tiempo. No sé... Bueno, la cuestión es que un poco más tarde es cuando comenzamos a impacientarnos por ser "mayores". Es cuando "presionamos" al tiempo para que vaya más deprisa. Las semanas comienzan a ser eternas y ni te digo lo que tarda a en llegar el siguiente cumpleaños. Absorbemos conocimientos ávidamente en una espiral sin fin, hasta que llegamos al Cole; y es a partir de ese momento cuando el sistema educativo se encarga de “administrarlos”... digamos... de otra manera. "Tiempo" y "conocimientos" comienzan a medirse y a administrarse de forma "racional".
Sin embargo esta percepción del tiempo está reñida con la que tenemos cuando, desde una edad adulta, miramos hacia atrás y vemos cómo hemos ido quemando etapas sin apenas darnos cuenta. Es cuando empezamos a tomar conciencia real de que la vida tiene un límite.
Insisto: Yo soy de los que cree aprender mucho sobre el sentido de la vida a través de los niños, los primeros niños que he citado, los que no conocen el significado del "tiempo". Me encanta ver su progresivo descubrimiento del mundo. Se comportan como si todo lo que les rodea hubiese nacido con ellos. No pueden entender que todo responde a una evolución, que los abuelos y los padres fuimos niños antes que ellos.
Tiempo, siempre el tiempo.
La verdad es que tiene su gracia esa forma de ver a los adultos, como si hubiésemos estado siempre ahí sin otro papel en la vida. No recuerdo lo que dura esa sensación de ver a los mayores así, pero lo cierto es que llega un momento en el que te miras al espejo, miras alrededor y descubres que todo es diferente, que has crecido, que tus abuelos están muy mayores y que tus padres tienen canas y arrugas.
Dicen que “ver el crecimiento de los hijos te hace viejo”. Es cierto, pero debemos matizar que lo que te hace “viejo” en realidad es tomar conciencia de que se van cerrando diferentes etapas y que irremediablemente hay una final. Etapas sobre las que ellos no tienen conciencia: Los primeros pasos, el primer día de cole, el descubrimiento del sexo, su progresiva independencia...
Tiempo, siempre el tiempo.
Decía un amigo que hay dos épocas en la vida: una en la que te identificas con los que son menores que tu y otra en la que te identificas con los que son mayores que tu. Puede ser esta una de esas fronteras.
Sospecho que también tiene que ver con la experiencia que te da la vida, con el reconocimiento de los mayores como niños que fueron, con el reencuentro con colegas del instituto (“qué viejo está fulanito”), con el fallecimiento de aquella abuela que siempre había sido pura energía y que de un año para otro se quedó como la luz tenue de una vela… con el reconocimiento explícito de que la rueda de la vida ni comenzó a andar contigo ni dejará de hacerlo cuando te vayas.
Desde mi forma de ver las cosas, todos estos descubrimientos acojonan un poco, pero en el fondo te hacen sentir bien. Te ayudan a poner distancia con la locura diaria, a dejar de apasionarte por cuestiones que no te aportan nada o muy poco y a centrarte en lo que realmente te hace sentir feliz.
¿Felicidad…, desdicha…?
Curioso el comportamiento de los animales ante la muerte. ¿Os habéis fijado? Nada de preguntas, nada de reflexiones. Nacer... vivir.. morir. Eso es todo. Nosotros, seres humanos, racionales, somos diferentes, ¿verdad?... ¿O no tanto?
Por cierto, me encanta la forma que tiene Woody Allen de describirnos la vida con toda su complejidad y sobre todo, con toda su sencillez. Esta es una de esas escenas.
En cierta ocasión, leí una reflexión sobre los sistemas educativos en general (ahora mismo no recuerdo si era de Alejandro Dumas o de Woody Allen) en el sentido de que resultaba llamativo comprobar la cantidad de niños inteligentes y sagaces que terminaban convertidos en adultos mediocres y más bien gilipollas.
Cuando crecemos es cuando empezamos a tomar conciencia real de que la vida tiene un límite. Cuando veo a mis hijos cómo ha asado el tiempo por ellos, descubre como losnietos van creciando aprisa también. pero es una alegria aún sabiendo que nuestros tiempo es limitado. Por eso hay que asprovechar este mismo instante, Un abrazo
Hola Enrique: Efectivamente. Tenemos un fracaso escolar "del copón" y además sucede que la gran mayoría de esos chavales no deberían estar ahí. Esto está muy mal. Un abrazo.
Hola javier, Me he identificado con muchos puntos de tu reflexión. En mi caso, y a pesar de que mis padres todavía viven, yo ya tengo casi edad de poder ser abuela. Y eso me da cierta angustia, porque no estoy, ni de lejos, mentalmente preparada para ello. Por suerte, la mala coyuntura económica juega en este caso a mi favor. El tiempo, siempre el tiempo ...
precisamente hoy estuve hablando sobre un amigo al respecto y "la divagación" iba sobre las fronteras entre las generaciones y como lo vemos cada uno. Al final yo le decía que siempre niño, adolescente, joven, madurito, madurito sin pegada, jubilado y viejo; es decir, no renunciar a nada de lo que pasó, de lo que es hoy y de lo que vendrá. Lo malo, el cuerpo y la cabeza no tiene el gusto de acompañar en su mejor estado.
Hola Fernando: Incluso díría que el cuerpo es el que menos "perdona". Muchas personas con edades muy avanzadas tienen una cabeza muy bien amueblada. Y me estoy acordando de Carrillo, el viejo "comunista". A veces le oigo en la radio y me digo: "yo también quiero tener la cabeza así, cuando sea mayor". Un abrazo.
Hola Javier: Me ha gustado tu reflexión sobre el paso del tiempo. Es cierto que el sistema educativo convierte a niños brillantes en adultos grises y eso se debe al trabajo sistemático con modelos estables, verdades precocinadas que no admiten disgresión o debate. El paso del tiempo es como una atracción de feria, al principio la rampa se sube despacio, luego hay una meseta y al final vamos a una velocidad desbocada hacia abajo. Un abrazo.
11 comentarios:
En cierta ocasión, leí una reflexión sobre los sistemas educativos en general (ahora mismo no recuerdo si era de Alejandro Dumas o de Woody Allen) en el sentido de que resultaba llamativo comprobar la cantidad de niños inteligentes y sagaces que terminaban convertidos en adultos mediocres y más bien gilipollas.
Bueno, o completamente gilipollas, que tampoco voy a empezar el día quitándole hierro a todo...
Cuando crecemos es cuando empezamos a tomar conciencia real de que la vida tiene un límite.
Cuando veo a mis hijos cómo ha asado el tiempo por ellos, descubre como losnietos van creciando aprisa también. pero es una alegria aún sabiendo que nuestros tiempo es limitado.
Por eso hay que asprovechar este mismo instante,
Un abrazo
Hola Enrique:
Efectivamente. Tenemos un fracaso escolar "del copón" y además sucede que la gran mayoría de esos chavales no deberían estar ahí. Esto está muy mal.
Un abrazo.
Hola Katy:
Totalmente de acuerdo. Precisamente ver lo limitado del tiempo es lo que le hace más apasionante.
Un abrazo.
Hola javier,
Me he identificado con muchos puntos de tu reflexión. En mi caso, y a pesar de que mis padres todavía viven, yo ya tengo casi edad de poder ser abuela. Y eso me da cierta angustia, porque no estoy, ni de lejos, mentalmente preparada para ello. Por suerte, la mala coyuntura económica juega en este caso a mi favor.
El tiempo, siempre el tiempo ...
Un abrazo,
Hola Astrid:
Está claro que hay que ir preparándose, aunque la crisis nos de un "respiro". Y que conste que no es fácil.
Un abrazo.
hola Javier:
precisamente hoy estuve hablando sobre un amigo al respecto y "la divagación" iba sobre las fronteras entre las generaciones y como lo vemos cada uno. Al final yo le decía que siempre niño, adolescente, joven, madurito, madurito sin pegada, jubilado y viejo; es decir, no renunciar a nada de lo que pasó, de lo que es hoy y de lo que vendrá. Lo malo, el cuerpo y la cabeza no tiene el gusto de acompañar en su mejor estado.
Un abrazo
Hola Fernando:
Incluso díría que el cuerpo es el que menos "perdona". Muchas personas con edades muy avanzadas tienen una cabeza muy bien amueblada. Y me estoy acordando de Carrillo, el viejo "comunista". A veces le oigo en la radio y me digo: "yo también quiero tener la cabeza así, cuando sea mayor".
Un abrazo.
Hola Javier:
Me ha gustado tu reflexión sobre el paso del tiempo. Es cierto que el sistema educativo convierte a niños brillantes en adultos grises y eso se debe al trabajo sistemático con modelos estables, verdades precocinadas que no admiten disgresión o debate. El paso del tiempo es como una atracción de feria, al principio la rampa se sube despacio, luego hay una meseta y al final vamos a una velocidad desbocada hacia abajo.
Un abrazo.
Hola Josep:
Me gusta lo de la atracción de feria. Muy gráfico.
Un abrazo.
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