Cuando era niño recuerdo que un día, en clase, tenía unas ganas tremendas de hacer “pis”, le pedí permiso a la maestra para ir la baño y no me dejó. No me atreví a decirle que era muy urgente y finalmente me meé en los pantalones. Lo he recordado muchas veces, pero de tanto recordarlo ya no estoy seguro de que fuese exactamente así. ¿Sucedió realmente?
En una ocasión, mientras jugaba en la calle, encontré una cría de pájaro que todavía no podía volar. Me lo llevé a casa y lo cuidé. Me “adoptó” como si fuese su madre. Andaba por la cocina libremente. Creo que sólo estuvo un día. Mi madre no quería tenerlo en casa y me dijo que lo dejase donde lo encontré, que su madre lo debía de andar buscando. Así lo hice, pero en el fondo estaba seguro de que se moriría. Lo he recordado muchas veces. Estoy seguro de que es un recuerdo real, de que sucedió realmente así. ¿O no?
Cuando fuimos a Alemania, yo tenía 4 años. Recuerdo que unos de los primeros días me acerqué a un grupo de niños. Yo no sabía alemán, pero algo hice o dije o me dijeron, que jugamos juntos inmediatamente. Mi madre siempre me ha contado que se quedó asombrada viendo esa escena. ¿Es un recuerdo real o es un recuerdo de mi madre que de tanto contármelo lo he hecho mío?
Recuerdo que iba con mi madre a todas partes para traducirle, ya que ella no entendía el idioma y yo ya era un alemán más. Tengo recuerdos borrosos, me lo ha contado tantas veces que dudo de que sean míos.
Teníamos un pájaro enjaulado al que llamábamos “chiquilín”. De vez en cuando lo sacábamos para que volase por la cocina. Lo hacía, pero se cansaba enseguida y se dejaba coger. Quería volver a la jaula donde estaba más cómodo. Un día cuando me desperté estaba muerto. Me llevé un gran disgusto. Nunca he contrastado este recuerdo con mis hermanas.
Mi tío me dejó una escopeta de perdigones. Tenía buena puntería y maté varios pájaros. Mi abuela los cocinó y cuando fui a comerlos vomité. Nunca más disparé a ninguno. A veces lo he comentado con mi madre y efectivamente me decía que así había sido.
Fui a coger las notas de historia (¿eran las de historia?). No las tenía todas conmigo, no había hecho un buen examen, y de camino pasé por debajo de una escalera a propósito para demostrarme que yo no era (soy) supersticioso. Suspendí. Fue la única asignatura que suspendí en el bachillerato. Me acuerdo a veces, pero sobre todo de la anécdota de la escalera, porque yo no soy supersticioso.
Hace un tiempo leí una cita de Punset: “No existe ni el presente ni el futuro, sólo el pasado”. Me dio bastante que pensar y de hecho creo recordar que en alguna ocasión lo he citado en alguno de vuestros blogs. Y efectivamente, comparto con él que el futuro sólo puede ser imaginado y que el presente sólo es un instante que se convierte en pasado inmediatamente. Ese pasado es el que existe realmente. Nosotros somos la viva muestra de que es así. Somos lo que somos, somos como somos porque tenemos un pasado y no otro. Podríamos ser diferentes pero entonces responderíamos a otro pasado diferente. Somos ese conjunto de recuerdos desordenados que emergen periódicamente en nuestra memoria desconcertándonos y reafirmándonos en nuestra forma de ser, en nuestras actitudes, en nuestras aptitudes, en nuestros sentimientos y en nuestras emociones. Somos como somos porque un buen día decidimos tomar una decisión y no otra. Igual que al día siguiente, y al siguiente y al siguiente. Somos fruto de las millones de decisiones que hemos tomado en nuestra vida.
Siempre me ha llamado la atención que la gente escriba sus memorias. Parece normal que gente famosa lo haga, pero ahora lo puede hacer cualquiera: Contratas a los profesionales, te interrogan hasta sacarte toda la información, la ordenan a tu (¿su?) manera y… ¡zas! Ahí tienes tu historia. Ese eres tu.
Pero no. Esto no es así. Este no eres tu, lo que ahí se cuenta es un sucedáneo más o menos cercano. Tu historia no se puede ordenar en un libro de 500 páginas. Tu historia sólo tiene sentido a través de esos recuerdos puntuales, propios o adquiridos, que de forma desordenada asoman periódicamente evocando a aquella persona que eres, que has querido ser o que otros han querido que seas.
Tu vida es el pis, el pájaro, los perdigones, tus amigos alemanes… por estricto orden de aparición… en tu memoria.
Se me ocurren dos citas de película que sentencian de una manera magistral lo que es la vida:
"Con Perdón" (Clint Eastwood): “Cuando matas a un hombre le arrebatas lo que es y todo lo que podría llegar a ser".
"Blade Runner" (Ridley Scott): "...Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir".
Y finalmente, el título de la entrada, como os habréis dado cuenta, hace referencia a un peliculón de Alfred Hitchcock, que también tiene que ver con el tema.
Hoy me ha salido una entrada filosófico-cinematográfica. Qué le vamos a hacer.
RECUERDA
Etiquetas: Comunicación, Cultura, Educación, Vivencias
Publicado por
Javier Rodríguez Albuquerque
14 comentarios:
Hola Javier la frase de Blade Runner quedó para los anales de la hostoria.
Yo creo que en la matoría de los casos la memoria y los recuerdos son reales , dependiendo de la memoria. Yo personalmente tengo un memoria visual y veo la escena en flashes. No lo recuerdo todo, solo instantes. Mis recuerdos además suelen ser verificables. "Escribia mis memorias" desde los 10 años, (menuda recopilación)
Ahora efectivamente la memoria engaña, pero si te ha engañado antes lo hará hoy también, y cada uno cuenta su novela. Eso se llama autoengaño. Genia tu elucubración, son preguntas universales que nos hacemos todos de vez en cuando.
"La vida es un sueño y los sueños sueños son"
¿Estaré escribiendo este comentario?
Un fuerte abrazo y que disfrutes del finde
Se ve que, además de la fotografía, el cine es otra de tus grandes pasiones Javier. Bien, como dijo Sam Fuller: el cine nos hace recordar como eramos! Amen
Buen finde
Javier,
¿y es que aquello que fue, fue como lo percibí entonces, o como percibo el recuerdo de lo que percibí entonces? Sí, juegos de palabras, que bien pensados dan mucho que pensar; ahora bien, lo cierto es que Recordar, sea lo que fuere, es maravilloso.
Me ha encantado la entrada.
Buen fin de semana!
Hola Javier:
Ya que mencionas a Punset déjame que traiga a colación otra de sus aseveraciones: el 90% de lo que recordamos nunca sucedió así, de forma que haces bien en preguntarte sobre si realmente fue historia lo que supendiste aquel verano o si el pájaro se llamaba Chiquilín.
Me ha gustado también lo que dices de las autobiografías que no dejan de ser siempre apócrifas aunque las haya escrito uno mismo. Una vida no cabe en 500 páginas pero puede desfilar en nuestra mente en un segundo antes de morir, así es la condición humana, muy dada a hacer balances de situación, certeros o no. Si ese es nuestro último acto reflejo es porque necesitamos recordar en toda su dimensión quiénes hemos sido. Y eso me parece magnífico.
Un abrazo y enhorabuena porque me has dado mucho que pensar esta tarde.
Hola Javier:
Hoy nos has regalado un paseo por la vida, por los recuerdos que seguramente todos hemos ido modulando porque quizás los queremos recordar así No sé, seguro que ocurre lo que dice Punset.
Un abrazo feliz fin de y magníficas citas.
HoLa Katy:
Efectivamente hay preguntas que no dejaremos de hacernos.
^Por cierto, eso de las memorias desde los 10 años tiene su mérito. ¿Recuerdas las cosas que pasaron tal y como las escribiste? Seguro que muchas no.
Quiebros que nos da la vida.
Un abrazo.
Hola Jose Luis:
Sí señor. Veo que a ti también te atrae el cine.
Tanía razón Sam Fuller, y además, a veces incluso nos enseña aquello que no vimos mientras estábamos allí.
Un abrazo.
Hola María:
Si que es maravilloso. incluso cuando construimos los recuerdos en base a lo quisieramos que hubiese sucedido.
Un abrazo.
Hola Josep:
Añades un plus de reflexión muy interesante. Creo que todo esto sólo refleja nuestra ansidedad por permanecer de alguna manera. ¿Verdad?
Un abrazo.
Hola Ferando:
Pues sí, un paseo por la vida que de una manera o de otra, modulando o no, nos hace ser como somos y eso siempre es bueno, creo yo.
Un abrazo.
Hola Javi. Aprovecho el momento para decirte que yo también me disgusté muchísimo con la muerte de nuestro querido "Chiquilín" (además siempre he pensado que se llama así antes que las famosas galletas, jejeje.)
Todavía me emociono al pensar cómo comía el alpiste de mis labios y los besos que le daba.
Yo también me acuerdo amenudo de él.
Siempre que veo un pájaro, allí está Chiquilín,cantando a pleno pulmón.
¡Qué recuerdos!
Un beso
Pues yo también me hice pis en mi primer día de clase por miedo a la profesora!!!. Es una cosa que he ocultado hasta ahora, pero si tú reconoces que también te "measte tooo", tendré que dejar mis traumas atras y reconocer que yo también me "meé toa".
Me ha encantado esta entrada... super bonita.
Un muxu del calibre de la luna.
Kaixo Bakar:
Ya ves. Hay cosas a las que se puede dar carpetazo sin mayor esfuerzo. Hay otras que quizá necesiten otra vuelta de tuerca.
Un abrazo.
Hola Rosa:
Hay recuerdos entrañables que dejan huella de la buena, ¿verdad?
Un beso.
Publicar un comentario
Después de pulsar PUBLICAR UN COMENTARIO, pulsa TAB hasta ver bien la palabra de verificación. Gracias.