LA PARTE CONTRATANTE DE LA PRIMERA PARTE

Nos estamos perdiendo el cine clásico.
Hace “unos pocos” años, cuando la tele sólo tenía dos cadenas: la primera y la UHF, teníamos la suerte de disfrutar del cine en el cine y en la televisión de otra manera. ¡Qué narices!: Disfrutábamos de la televisión mucho más que ahora!
Aquellas “sesión de tarde” de los sábados, en las que podíamos divertirnos con una de vaqueros con Yon Baine (es que en aquella época no teníamos problemas con el inglés) o de una de aventuras o de una de romanos. Teníamos por la noche el ciclo de Alfred Hitchcock, de Marilin Monroe, de Paul Neuman, de…
No sé. Yo la gozaba. Me acuerdo incluso todos juntos viendo el “un, dos tres” o “Historias para no dormir”.
¿Nostalgia? No. Bueno, sí, un poco.
Es cierto que los tiempos cambian, pero en algunos sentidos creo que para peor. Y el caso del cine es un ejemplo más. Ahora estamos inundados de películas de consumo rápido (hasta la última de Indiana Jones es mala malísima), efectos especiales increíbles, historias sin trascendencia… Esto es lo que hay.
Si estando en un grupo demuestras interés por otro tipo de cine que no sea de acción, se produce un silencio… como cuando entraba el “bueno” en el saloon y todos los presentes sabían que se iba a “montar la gorda”.
Es cierto que necesitamos identificarnos con el grupo y para ello tenemos que ver cine de “consumo rápido”, para poder mantener cierto nivel de conversación con los demás. Es un acto inconsciente, pero necesitamos socializarnos, participar del grupo, diluirnos en la masa.
¿Cine Europeo? Ya sé. Tiene fama de ser bastante “chapas”. Pero por tener esos prejuicios nos estamos perdiendo películas buenísimas, con una sensibilidad exquisita. Me estoy acordando ahora… ¿habéis visto “Conversaciones con mi Jardinero”? Impresionante. O ¿“La Clase”? Increíble.
Luego, está Woody Allen. Con Woody Allen nos pasa lo mismo que con la 2 de tv española: que todo el mundo dice que la ve pero la audiencia es la audiencia.
Ya veis que no estoy hablando del cine de arte y ensayo ni del cine de “minorías”, estoy hablando del cine con un mínimo de calidad.
En todo esto no me preocupa tanto la gente adulta sino la más joven. Me preocupa que a nadie le preocupe que adquieran el más mínimo sentido crítico, ni cultural, ni político, ni social. Cuando le recomiendo alguna película a mi hija de 13 años me dice: Aita ¿pero tú te crees que mis amigas van a querer ir a ver eso? Ya la veremos en casa cuando la pongan en video.
Y no es que pretenda que la juventud actual se “trague” “Ciudadano Kane” así, a pelo. No, ni mucho menos. Sería como cuando nos enseñaron a odiar al Quijote, allá por los años 70 cuando teníamos apenas 16-17 años.
La verdad es que no sé qué hacer. Me gusta el cine y me encantaría que la juventud actual tuviese algo más de sensibilidad hacia el “buen cine”. Supongo que no quedará más remedio que librar pequeñas batallas en el entorno cercano aun a sabiendas de que la guerra está perdida. Pero, rendirme ¡jamás!




Disfrutemos de una escena clásica entre las clásicas. Sin efectos especiales, sin grandes movimientos de la cámara, sin dobles, sin… pero con mucha inteligencia.

4 comentarios:

Fernando López dijo...

Hola Javier:

Si, era otro cine. Capra, Wilder, King Vidor y tantos otros me han hecho pasar estupendos momentos aunque fuesen en blanco y negro y hay otras tan geniales que nunca se cansaria uno de verlas . Por ejemplo "La huella"

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Supongo que te refieres a la peli que en los años 70 protagonizaron Laurence Olivier y Michael Caine.
Genial.

Josep Julián dijo...

Pues nada, siempre te queda el consuelo de pasar una selección de estas magníficas pelis en casa y montar un cine forum.
Un saludo

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Pues sí, Josep Julián. No sé qué saldrá pero voy a intentarlo. En la terraza de mi segunda vivienda voy a proyectar este verano algunos de estos clásicos. Cañón y pantalla "gigane", no hace falta más.
Ya os contaré.

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