LAS MÁS ALTAS COTAS DE LA MISERIA

Primero nos decían que eran cuatro exaltados, el pasado domingo eran decenas de miles los energúmenos que salieron a la calle a hacer botellón al grito de ¡Libertad! Supongo que habían captado el mensaje de la campaña de Ayuso. Y ahora van y dicen que eso no es libertad. ¡A buenas horas!

Desde los aplausos en los balcones al comienzo de la pandemia, hasta estos botellones celebrando el fin del estado de alarma, hemos pasado de creernos que de esta salíamos más solidarios a darnos cuenta de que vamos camino de ser más miserables que nunca.

Partiendo de la nada hemos alcanzado las más altas cotas de la miseria”. Decía Groucho Marx.

Y efectivamente partíamos de “la nada”, porque “la nada” son los valores que hemos interiorizado en este modelo social. 

Se nos llena la boca con la palabra "solidaridad", pero sólo es un esfuerzo más para vaciarla de contenido. Hablar de solidaridad, de apoyo mutuo o ayuda a los demás no es algo que nos hayan enseñado en el el colegio ni en casa, por lo tanto no entra dentro de nuestros registros, si no es para sacar beneficio. Los valores de verdad, los buenos, son la competitividad y forrarse a cualquier precio, y ya luego, por la tarde, unas cervecitas con los amigos. Que miles y miles de ancianos hayan muerto como perros, muchas veces contagiados por imbéciles descerebrados como los que se veían el otro día por la calle, no parece que vaya a provocar una reflexión social sobre el "a dónde vamos".

Y mientras tanto, por el camino los listillos sin escrúpulos, vergüenza ni dignidad han captado el mensaje claramente y lo ha adaptado al discurso político: ¿Más Sanidad y Educación Públicas? ¿Pero qué dices? ¡Ni hablar! Libertad, mucha libertad, toda la libertad y nada más que libertad transformada en cañas de cerveza y botellón, que precisamente es lo que nos hace más libre, si cabe aún.

Groucho Marx se equivocaba, todavía no hemos alcanzado las más altas cotas de la miseria. Siempre se puede ir a peor.

4 comentarios:

Juan L. Trujillo dijo...

No sabes como te entiendo y como me entristece saber que después de muchos años de lucha, de esforzarnos en una educación y unos valores, estos imbéciles vengan a enmendarnos la plana y enseñen todo lo contrario de lo que debían.
!No esto lo que nosotros pretendíamos cuando nos esforzábamos en darle una digna educación a nuestros hijos basada en la solidaridad y el respeto a los demás!
¿Dónde tienen la conciencia? ¿de botellón?
Un abrazo.

Emilio Manuel dijo...

Yo fui uno de esos gilipollas que creían que de esta saldríamos mejor, me he equivocado del todo, estamos llegando, y no se sabe hasta donde podemos llegar, a cota de miseria, inmoralidad impensable.

Un abrazo.

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Juan.
Efectivamente, de botellón la tienen que tener.
Un abrazo.

Javier Rodríguez Albuquerque dijo...

Hola Emilio Manuel.
Yo también fui de esos ingenuos, pero también te digo que me duró poco.
Un abrazo.

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