LA VUELTA AL MUNDO EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS: Algunas conclusiones.

Ya han pasado unos pocos días desde nuestra vuelta, el jet lag ha ido desapareciendo poco a poco y creo que puede ser un buen momento para   hacer algunas valoraciones.

En primer lugar reafirmarme en la diferenciación entre los conceptos de "viajero" y "turista". Hablábamos de ellos días antes de la partida y ahora me atrevo a confirmar la gran diferencia existente.

En mi vida me he sentido turista muchas veces, demasiadas, pero viajero... viajero sólo en esta. Y por una simple razón: Hemos atravesado por tierra 5 países: Francia, Alemania, Polonia, Ucrania y Rusia (a Tailandia llegamos volando) y, aún permaneciendo poco tiempo en cada uno de ellos, la sensación que queda es la de "transición cultural". Ves y observas desde el tren, por la calle, en el autobús, en el Metro, en el tranvía... No hay saltos abruptos, todo transcurre en un continuo.

Comparado con mis periodos de "turista" me viene a la memoria la idea de la "teletransportación". El turista sale de casa, coge un avión y en un periodo cortísimo de tiempo aparece en el espacio de una cultura totalmente diferente. Incluso me atrevería a decir que es un "viajero en el tiempo", puesto que en muchas ocasiones aparece en una sociedad que podría recordarnos a la España de los años 50 o incluso anterior. ¡Cuántas veces lo hemos dicho!: "Este país me recuerda a la España de los años 60".





Otro aspecto a destacar es la compañía de mi hijo. Para mi la convivencia ha sido estupenda. Creo que tenemos interiorizada la misma idea de cómo debíamos desarrollar nuestro viaje, y eso es mucho. A partir de ahí existen las lógicas diferencias generacionales, pero que no nos han generado ningún problema.

Bueno y destacar que gracias a su pericia con la tecnología, nos hemos podido dar el lujazo de viajar en Metro, Tranvía, Autobús... en todos los países por los que hemos pasado. Es más, se pueden contar con los dedos de una mano el número de taxis que hemos llegado a coger. Y lo diré y repetiré muchas veces, pero no es lo mismo moverte por una ciudad en taxi que en transporte público, ves y aprendes muchísimo más.

Y luego nuestra lucha interna por intentar seguir en ruta cuando todo iba indicando que el camino se acababa. Habíamos conseguido dejar atrás las medidas restrictivas de Ucrania y Rusia, quisimos sortear el cierre de Mongolia y China saltando en avión a Corea... luego a Japón y finalmente acabamos en Tailandia, pero ahí se acabaron nuestras ilusiones. Lo habíamos intentado todo.

Sin embargo la desilusión no fue sinónimo de desánimo. En ningún momento nos vimos derrotados. Es más, todos los días teníamos un plan para hacer y lo afrontábamos con optimismo y decisión.

Bueno, otro aspecto a valorar es la sensación que teníamos antes de la partida en relación a todo el tiempo "libre" del que íbamos a disponer, simplemente por el hecho de tener que pasar muchas horas en un tren. Ambos habíamos cargado con el ebook lleno de libros. un pendrive lleno de películas y Spotify lleno de música. No sé cómo hubise acabado el viaje pero en los 9.000 km que hemos hecho, más allá de escuchar música y algo de lectura, el tiempo se nos iba volando. Inexplicable pero las largas jornadas de Transiberiano no se hacían nada aburridas.

No sé qué es lo que haremos con el resto del viaje. Bastante tenemos ahora con sobrevivir a este desastre. Pero de seguir adelante ya será el año que viene por estas fechas. No hemos hablado de ello porque no creo que merezca mucho la pensa calentarnos ahora la cabeza, pero una cosa está clara, con la experiencia y la información acumuladas, ahora, si se diesen las circunstancias positivas que se dieron para iniciar juntos esta aventura, esa decisión la podríamos tomar de una semana para la otra.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Después de pulsar PUBLICAR UN COMENTARIO, pulsa TAB hasta ver bien la palabra de verificación. Gracias.