DÍA 3 DE NOVIEMBRE
Este día tocaba el Parque Nacional Tierra de Fuego. Vaya por delante, que las dos excursiones que teníamos concertadas (esta y la navegación por el canal del Beagle, que haríamos al día siguiente) tenían su finalización a eso de las 14 h, lo que te da ese margen que se necesita para darte un paseo, tomarte una cerveza y comprar alguna cosilla, si es que te apetece.
La visita daba la opción de hacer el Tren del Fin del Mundo, que es un precioso tren que hace unos 7 km en 1 h al precio "módico" de 30 €. Ya nos habían dicho que no merecía mucho la pena, puesto que es un pequeño recorrido dentro del parque y los paisajes que se iban a ver no tenían nada de extraordinarios. Vamos, que no lo hicimos.
Mientras el personal del grupo (excepto Joseba, otra chica y yo) hacían el tren, a nosotros nos llevó el guía a dar un paseo de unos 10 min. por una zona aledaña muy bonita. Acabado el recorrido del tren, con el grupo completo de nuevo, nos fuimos a visitar diversas zonas del Parque.
Era domingo y había una prueba ciclista dentro del mismo, osea, que estaba petado de coches de participantes en la prueba y de turistas, claro, que siendo domingo...
Bueno, para lo que pudo haber sido, no tuvimos muchas esperas o atascos. Bien.
Los paisajes muy bonitos, pero también hay que decir, que si has visitado parques nacionales en España, por ejemplo, no te van a llamar tanto la atención. Pero bueno, tampoco le vamos a quitar méritos, porque son bastante espectaculares.
El guía también genial. Al principio parecía que le faltaba un poco de fuerza, como que iba "amuermado", pero luego se descubrió un tipo muy interesante, con un particular sentido del humor, y bastante "rojeras".
Como no podía ser de otra manera, aproveché alguno de los paseos para ir charlando con él y se vio que era una persona muy bien informada y con criterio.
Muy recomendable eso de enrollarse con los guías. El 90% de las veces son personas muy bien informadas y muy críticas con todo lo que les rodea. Yo disfruto mogollón y no pierdo oportunidad.
Por la tarde, debíamos ir pensando en gastar los pocos Pesos que nos quedaban ya que el día 5 marchábamos hacia Montevideo y no es cuestión de que sobre dinero del país. En realidad nuestro vuelo de vuelta a Madrid era el 6 de noviembre, así que lo de volver a Montevideo un día antes era un tema de prudencia, puesto que no queríamos sorpresas de última hora con vuelos retrasados y esas cosas que pasan.
Por la tarde nos dimos un paseo por el centro intentando hacer alguna compra, pero casi todas las tiendas estaban cerradas. Sin más, nos fuimos a cenar y a descansar, que estos días de un poquito mayor relajo nos venían muy bien.