BROMAS MACABRAS

No parece fácil de digerir que los paladines de la lucha contra el terrorismo internacional (EE.UU., por si alguien albergaba alguna duda) le pidan al mundo que suavice las sanciones a Qatar, país al que todos señalan como principal subvencionador del terrorismo yihadista, justo en el momento de máximo dolor después del último atentado en Londres. Ni siquiera me atrevería a decir que parece una broma macabra.

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Resulta terriblemente humillante que mientras en Londres están llorando a sus muertos, nuestros (supuestos) principales aliados "limen asperezas" con los principales responsables de las masacres. Quizá por eso se ha preferido pasar discretamente por el tema sin hacer demasiado ruido. Quizá por eso hay que rebuscar en las profundidades de internet para chocarte de frente con la cruda realidad.

¿Por qué? ¿Qué lleva a EE.UU. a no querer acabar con el terrorismo yihadista? No resulta fácil encontrar una explicación que no raye con la ciencia ficción y que satisfaga a una ciudadanía indignada.

Mientras tanto aquí, en el mundo de las víctimas occidentales de la "partida", se insuflan dosis extras de odio xenófogo a través de las redes sociales hacia los musulmanes inocentes, haciendo virar la mirada de una sociedad domesticada hacia enemigos artificiales que entierran muchos más muertos que nosotros. 

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Dramática pero efectiva manipulación de una sociedad crédula que prefiere creer a pies juntillas lo que le llega a través de un simple mensaje de WhatsApp que buscar y contrastar la información en los medios debidamente acreditados.

Estamos perdidos.