Cerca de
Euskadi, en el pequeño pueblo burgalés de Garoña, está cerrada una central nuclear esperando una segunda oportunidad. Esta
central nuclear se abrió por primera vez en 1970 y se cerró en 2012. Desde
entonces está esperando permiso para vivir una segunda juventud. Sí, ¡maldita sea...!
Si ya de por
sí, a cualquiera se le ocurriría pensar que esta chatarra tendría que estar
definitivamente cerrada, nos entra un ligero temblor de piernas al enterarnos
de que pertenece al mismo tipo de central nuclear que la de Fukushima.
Desde mi
punto de vista el modelo energético de consumo masivo de energía, representado
grácilmente por estos monstruos, debería
estar dando marcha atrás desde hace tiempo, pero no sólo siguen ahí sino que están
vendiendo muy cara su “piel”.
No voy a
hacer aquí un alegato en contra de las centrales nucleares, cuya lucha viene alargándose desde los 70, puesto que me repetiría como el ajo sobre argumentos
ya más que conocidos. Lo que sí quiero compartir hoy son los costes económicos que se desprenden
de la gestión de los desastres nucleares conocidos, más importantes. Costes que no estoy muy seguro que hayan merecido la pena soportar.
En un estudio publicado el año pasado se ha analizado el coste de los 15 más importantes tal y como se indica en la siguiente tabla:
1. Chernobyl, Ucrania (1986) -- 259.000
millones de dólares
2. Fukushima, Japón (2011) -- 166.000
millones de dólares
3. Tsuruga, Japón (1995) -- 15.500
millones de dólares
4. TMI, Pennsylvania, USA (1979) --
11.000 millones de dólares
5. Beloyarsk, USSR (1977) – 3.500
millones de dólares
6. Sellafield, UK (1969) – 2.500
millones de dólares
7. Athens, Alabama, USA (1985) – 2.100
millones de dólares
8. Jaslovske Bohunice, Checoslovaquia
(1977) -- 2.000 millones de dólares
9. Sellafield, UK (1968) – 1.900
millones de dólares
10.
Sellafield, UK (1971) – 1.300 millones de dólares
11. Plymouth, Massachusetts, USA (1986) – 1.200 millones de dólares
12. Chapelcross, UK (1967) – 1.100 millones de dólares
13. Chernobyl, Ucrania (1982) – 1.100 millones de dólares
14. Pickering, Canadá (1983) -- 1.000 millones de dólares
15. Sellafield, UK (1973) -- 1.000 millones de dólares
Esto sólo si
hablamos de dinero, es decir, sin tener en cuenta el coste humanos, que siempre
es tan enorme como desconocido.
Para hacernos una idea, el coste actual (porque muy seguramente irá
aumentando con los años) del último desastre, el de Fukushima, los alrededor de
150.000 millones de euros que se
llevan gastados hasta la fecha son
aproximadamente la mitad de los presupuestos generales del estado de España
para el año 2016. ¿Os imagináis que este desastre hubiese ocurrido aquí?
No sé si hay
mucho que discutir sobre este asunto, cuando la propia Alemania está planeando cerrar sus centrales nucleares.
Sólo puedo decir una cosa: Este modelo de sociedad está agotado. El nuevo
modelo se tiene que anclar, obligatoriamente, en un consumo de energía infinitamente más bajo, basado en tecnologías limpias. Es decir, un nuevo modelo de sociedad apoyado en un nuevo modelo energético. Y eso, con la tecnología actual es viable.
Sólo hace falta que lo hagamos posible.
Sólo hace falta que lo hagamos posible.
9 comentarios:
España como siempre está con lo viejuno, ¿de que te sorprendes?, lo malo es que aquí jugamos con la vida de seres humanos.
Un abrazo.
Genial el Roto.
Lo que parece mentira es que desde los años 70 hasta aquí, no hayamos sido capaces de desterrar esta lacra.
Saludos.
Hola Emilio Manuel:
Sí, parece que lo llevamos en el ADN.
Un abrazo.
Hola Juan:
Hubo una época en la que creo que sí hubiésemos sido capaces. Ahora imposible.
Un abrazo.
El roto es un genio!
Hola Tracy:
Sin ninguna duda.
Perdona la demora (estaba sumergida en Patria):
Por supuesto que estoy totalmente de acuerdo contigo y así
lo he manifestado (y lo manifiesto en la columna derecha de mi blog
de forma permanente). Jamás he entendido ni entenderé
como Japón después de Hiroshima y Nagasaki ha apostado a la tecnología nuclear. Hay cosas en el comportamiento de las sociedades y de los humanos que las conforman que me hace pensar a veces que soy extraterrestre.
He dicho.
Besarkadak eta musuak
Hola Tracy:
Sin ninguna duda.
Hola Myriam:
Somos muchos los "extraterrestres".
Insisto: tenemos que dar clases particulares de Euskera :-)
Besos.
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