MASTURBACIÓN

Me encantó el otro día Arguiñano en "El Hormiguero". Muchas veces, una intervención pública de una persona de su relevancia hace más por el cambio cultural que décadas de trabajo educativo.

El tema es que se puso hablar de la masturbación con la naturalidad que le caracteriza y, claro, se destapó la polémica.

"Hubo una época en la que me hacía 500 pajas al año. Lo cuento en las cenas y los hombres se quedan pasmados. Y yo pienso o este no se hace ninguna o son 1500".

"Y es que la masturbación es algo tan natural como comer sano. Es feo robar, emborracharte y no saber donde vives, poner zancadillas...pero tocarte a ti mismo no".  

Dijo, entre muchas otras frases, que ya se han hecho famosas.

Es evidente que en los últimos 50 años hemos superado muchos tabús sexuales, pero no el de la masturbación. El cine y las series integran cada día con más naturalidad personajes con diferentes condiciones sexuales, nos atrevemos a hablar de nuestra vida sexual con los amigos, visitamos un sex-shop con relativa normalidad, pero ya el tema de la masturbación es otra cosa. Hasta ahí no llegamos... todavía.

Por eso me agrada tanto que personas públicas como Arguiñano, con esa frescura, rompan lanzas a favor de diferentes causas para normalizar lo que debería ser normal. Más a menudo tenían que suceder estas cosas.

Coincidiendo en el tiempo, se publicaba el día 8 de julio, en la web MAGNET un excelente artículo que intenta abrir un poco más a la sociedad el increible mundo de la masturbación: "La masturbación es mucho mejor de lo que nos habían contado: ciencia e historia del amor propio".

Nos dice Javier Jiménez, autor del artículo que "La masturbación es un ejemplo de libro de cómo la moralidad ha convertido algo natural, sano y positivo en una aberración. En el último siglo, la masturbación ha hecho un viaje extraordinario desde ser algo vergonzoso y estigmatizado a convertirse en una pieza clave para la salud sexual y reproductiva. Así que hablemos de masturbación en serio y no nos hagamos pajas mentales.

Pues eso: que desde que descubrimos que no nos quedábamos ciegos por el mero hecho de masturbarnos, las cosas han cambiado mucho. Ahora se trata simplemente de asumir con naturalidad, que no sólo es placentero sino que además es sano.