En diciembre 2015, 195 países llegaban a un acuerdo de mínimos en relación al calentamiento global: Que la temperatura global a final de siglo no supere los dos grados de incremento. Ya en sí mismo es un acuerdo muy pobre, pero además de eso ningún experto pone la mano en el fuego porque esto se vaya a cumplir.
No sólo eso, es que además estamos hablando de un objetivo absolutamente contradictorio con el sistema productivo actual, cuya única razón de ser es crecer y crecer en la falsa utopía de que los recursos son infinitos y los ecosistemas lo anguantan todo.
Lamentablemente nadie habla de ello, pero resulta que esta es la gran tragedia del sistema productivo que nos hemos autoimpuesto. Incrementos anuales del P.I.B. es la única manera que tenemos de mantenernos y sobrevivir. Ya hemos visto con esta y otras crisis que si el consumo baja, las fábricas tendrán que producir menos, lo que lleva al cierre de empresas y... al aumento del desempleo. Por el contrario los incrementos del P.I.B. significan más producción, más consumo, mayor utilización de recursos naturales y por lo tanto mayores emisiones de CO2.
Sabemos que es imposible estar creciendo eternamente al 3, 4... o 7% anual, pero a la salida de la cumbre el clima se olvidaron de las promesas y volvieron a las precupaciones que ellos llaman "reales": seguir creciendo.
Leo recientemente en la prensa que "la economía española creció en 2015 un 3,2% gracias al consumo" (maldito consumo). El gobierno encantado, la prensa destacándolo en positivo, todos contentos y felices porque supuestamente eso significa creación de empleo (o debería). Sin embargo, poco después podemos leer que "Las emisiones de CO2 en España crecieron un 5% en 2015". "Zas en toda la boca", como diría Sheldon Cooper, protagonista de la serie Big Bang Theory.
No hay remedio, o dejamos de crecer o la temperatura global subirá bastante más de esos dos grados. Decía Jose Luis Sampedro, gran novelista, pensador y humanista que "nos educan para producir y consumir". Es evidente, no saben o no quieren que se funcione de otra manera. ¿Religión? Esta es la religión de nuestra era: la pruducción y el consumo. Y sus templos, los bancos y los centros comerciales.
Es evidente que necesitamos otro sistema económico donde esos dos factores no formen parte de la biblia de nuestras vidas. Necesitamos romper con la lógico productivista que si tuvo su sentido en los siglos XIX y XX, ahora ha perdido toda su razón de ser.
VENTIDÓS DE NOVIEMBRE
Hace 3 horas
4 comentarios:
Practiquemos el cinismo, a nosotros eso no nos va a pasar, la cosa reventará cuando estemos criando malvas.
Saludos
Hola Emilio Manuel:
Realmente es una muy triste realidad.
Un abrazo.
¿Pero tú no sabes que los acuerdos están para no cumplirlos?
¡Qué vergúenza!
Hola Tracy:
Pues sí, pero uno que es un poco lelo piensa que a veces se cumplen :-)
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