Desde hace un par de años se habla mucho del TTIP (Transatlantic
Trade and Investment Partnership), siglas que en principio no dicen gran cosa al
ciudadano de a pie, pero se trata del acuerdos más importante que Europa y
EE.UU. están negociando en secreto desde 2013, afectando a un 45% del PIB
mundial, alterando el equilibrio económico actual, en detrimento de la posición
actual de China y los países de esa parte del mundo.
El fondo del asunto es crear una zona de “libre comercio”
entre Europa y EE.UU. que, supuestamente, redundará en una mayor creación de
empleo y bienestar para todos. Sus defensores argumentan que el acuerdo sería
beneficioso para el crecimiento económico de las naciones que lo integrarían,
aumentaría sobremanera la libertad económica y fomentaría la creación de empleo.
Sin embargo, sus críticos argumentan que éstas se producirían a costa del
aumento del poder de las grandes empresas y desregularizaría los mercados,
rebajando los niveles de protección social y medioambiental de forma drástica.
El asunto es grave en la medida que no tenemos ni idea de lo
que se nos viene encima. Es más, la mayor parte de la ciudadanía no sabe de qué
se está hablando cuando sale este tema. Es tal el grado de desinformación y tan
grande las consecuencias que va a tener este tratado en nuestras vidas, que Wikileaks
ha ofrecido una recompensa de 100.000 € a aquella persona que desvele los
contenidos del tratado, que aún se está negociando.
A nivel político Alemania es y ejerce de dueño y señor de
Europa, pero también es la cuna de muchos de los movimientos contestatarios más
importantes. En este sentido, mientras aquí no nos “empanamos”, el domingo día
11 de octubre en Berlín 250.000 personas (según los organizadores) salieron a
la calle para protestar en contra de este acuerdo. También se han conseguido 3,2
millones de firmas para una iniciativa que frene el tratado.
Eso sí, mientras tanto, como no puede ser de otra manera, aquí seguimos
ocupados con los bailes que ha puesto de moda Mikel Iceta, candidato del PSC a las elecciones catalanas, o
con la contestación a la española de Soraya Saez de Santamaría: "Centrados en lo importante".
Vaya, me ha salido un lema para la próxima campaña del PP. Si es que soy la leche.
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