DELIRIUM TREMENS

Esta gente o bebe o es una enferma mental, y yo me inclino por pensar que son las dos cosas.

Tiene gracia la aconfesionalidad de este país, desde siempre, pero ahora con la puesta en marcha de la reforma educativa, es para troncharse de risa.

Risa sí, seamos positivos, optemos por troncharnos de risa mientras seguimos luchando  para quitar a estos impresentables del poder y a los del delirium de las sacristías.

Además, estos momentos en los que vuelven a meternos los crucifijos en las aulas de "la pública" (de algunas no habían salido nunca), son los ideales para recordar que a pesar de todos los esfuerzos que hacen, el chollo se les acaba.

Las iglesias vacías, cada vez hay menos gente que bautice a sus hijos, ya casi nadie se casa por la Iglesia, cada vez somos más los que nos borramos de ese fatídico club...

Está resultando difícil lavar el cerebro a los niños, ¿verdad? Y sin niños adoctrinados, el negocio se acaba, amigos. Lentamente, pero el fin se os está acercando inexorablemente. El fin del mundo, vuestro particular "fin del mundo" está más cerca.



Reflexión de mi amigo Luis Potes

Antes oíamos la palabra "cristianizar" o "evangelizar" o "catequizar" o "adoctrinar" y nos resultaban casi indiferentes. Hoy no. Ahora resultan repelentes, son sinónimo de muerte y destrucción sembradas durante siglos y siglos por todos los continentes. Hoy, no sólo lo sabemos, sino que somos conscientes de que seguís destilando maldad por todos los poros.

Señores de la Iglesia, ¿sabéis?, me alegra que sigáis haciendo lo previsible, que sigáis intentando hacer las locuras que habéis hecho siempre, porque esas mismas locuras, las que han provocado vuestro delirium tremens, son la piedra que cuelga de vuestros pies mientras os hundís lentamente en el pantano.

Permitidme que en mi alegría, brinde con champán:

¡Salud!