DEFINITIVO: LA FRONTERA, EN LOS PIRINEOS

Ya me estoy imaginando al bueno de Rajoy el día del interrogatorio de Cañete en el Parlamento Europeo: "¿Pero por qué tiene el bueno de Miguel que vender sus acciones en empresas petrolíferas si en España he sido Ministro de Medio Ambiente y no ha pasado nada?"


Ya me estoy imaginando al bueno de Rajoy el día que salió a la luz el asunto de las tarjetas negras de Bankia: "¡¿Pero cómo?! ¿Por qué a mi no me habían dado una?"

Reflexión de mi amigo Luis Potes

Ya me estoy imaginando al bueno de Rajoy al conocer que una auxiliar de enfermería se había contagiado de ébola: "¡No veis, no veis! ¡Aquí siempre que queremos somos los primeros!

Ya me estoy imaginando al bueno de Rajoy al conocer que España es el segundo país con mayor deuda externa: "Maldita sea, no sólo nos ganan al baloncesto, sino que también nos ganan con la deuda externa. ¡Montoro, ven aquí Montoro, que te vas a enterar!"

Ya me estoy imaginando a la Merkel reunida de urgencia con los máximos mandatarios europeos (con Rajoy no. He dicho los máximos mandatarios) con una pinza en la nariz, diciendo: "¡Pero por dios, que vuelvan a poner la frontera en los Pirineos, que África siempre ha empezado ahí". Y ante la lógica protesta de Portugal, contestando: "Está bien, sacad a Portugal de ahí, pero poned esa maldita frontera en los Pirineos, que estos son capaces de acabar con Europa ellos solitos". "¡Y con concertina, que sólo produce erosiones leves".


Y es que, como decía Groucho Marx:

"Partiendo de la nada hemos alcanzado las más altas cotas de miseria."

Sólo que para nosotros no hay cumbre lo suficientemente alta.