De que hayamos dejado
de pensar en que otro mundo es posible, lo peor es que
miremos con desconfianza a los que siguen pensándo que sí lo es.
Yo creo que ya hace
tiempo que hemos tirado la toalla. Viendo lo que pasa elecciones tras
elecciones, nos hemos terminado conformando (los denominados
“progresistas”) con que no gane la derecha y si gana, que sea una
derecha moderada. Aquellos que hablan de la necesidad de un cambio de modelo económico y social, han quedado ahí como "un mal necesario" o como el precio de "la libertad de expresión" mientras no hagan demasiado ruído, claro. Hasta desde la izquierda se les mira mal porque restan votos "útiles" a los proyectos de siempre.
Elecciones tras
elecciones se ve, al menos en España, que claramente la mitad de la
sociedad es de derechas y la otra de izquierdas, la balanza se
inclina unas veces algo más hacia un lado y el resto hacia el otro.
Nada cambia... ni nadie cambia.
¿Las políticas? Las mismas de siempre: Los unos llevan al límite
las leyes del mercado mientras que los otros tratan de arreglar, un poquitín, el destrozo social que han provocado los primeros.
Y hasta ahí podemos
leer. “Es lo que hay”, que se dice por ahí. Que otro mundo sea
posible, y ahora mismo hasta urgentemente necesario, no entra en los
planes de nadie.
Nos advierten del "cambio climático", de la “6ª
extinción de especies”, de todo el desastre que se nos viene
encima y… nada de nada. Todos tienen cosas más urgentes que hacer. Bueno sí... ahora pagamos 5 céntimos por la bolsa del súper.
Pero la culpa no es
de los políticos, es nuestra, que ya hace tiempo que hemos dejado de
imaginar, de pensar y de creer. De imaginar otra realidad en la que
vivir y de creer que eso sea posible. Tan tremendo trabajo se lo hemos
dejado a la ciencia ficción y a esos pesados marginados idealistas, que están dando la tabarra todo el día.
Claro, que pocos son los que se han puesto a pensar que dentro de la 6ª extinción, una de las especies que desaparezca sea la nuestra y aunque no lo haga, el terrible precio que se va a pagar.
¿O sí?