A nada que le quitemos un par de capas a la cebolla, la vida se podría resumir en una cita como esta:
"A fin de cuentas todo es un chiste". Una imaginativa reflexión de Charles Chaplin, que encabezó la portada de este blog durante un tiempo. No sé en qué estaría pensando cuando lo dijo, pero a veces tiendo a pensar que le estaba respondiendo a Groucho Marx cuando dijo que:
"La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un
diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados."
Oye, mira que ha pasado tiempo desde entonces y el nivel que demuestran los políticos parece que no sólo no ha mejorado sino que ha empeorado. Será porque sólo elegimos a tipos incapaces de entender eso, que "a fin de cuentas todo es un chiste". No se les ve ni sonreír y cuando lo hacen: "Dientes... dientes", que decía La Pantoja.
Dicen los expertos que mientras que un niño es capaz de reír hasta 400 veces al día,
el adulto más alegre no supera las cien, y la media se encuentra entre
20 y 30 ocasiones diarias. Muchos, ni eso. Para pensarlo un rato...
Una de las razones de mi acercamiento a la política es precisamente la búsqueda de la sonrisa perdida. Sí, puede parecer cursi, pero entre los que nos dicen que lo están haciendo por nuestro bien y los que nos dicen que próximamente serán ellos los que lo hagan por nuestro bien, estamos rodeados de una cuadrilla nada desdeñable de personajes con aire de estreñidos, que ya ni recuerdan la última vez que se rieron con ganas.
¿Así como va a cambiar nada?
Bueno, hagámosles una concesión, porque sí que se ríen, pero desgraciadamente se ríen DE nosotros. Lo llevan haciendo desde hace décadas, lo que pasa es que antes lo hacían más discretamente, ahora ya sabemos que les da igual dónde hacerlo. Sí... ya... pero no es una risa sincera, ¿verdad? Suena como la del malo de la película cuando se cree victorioso, instantes antes de que el bueno le pegue dos tiros. Éstos nos van a durar un poco más.
Hace
un par de semanas hablaba en mi artículo semanal de la diferencia entre gobernar PARA o CON la gente. Pues sí, a nada que tratemos de ser serios, las preposiciones se convierten en elementos fundamentales de la conversación, incluso de nuestra actitud ante las cosas.
Otro ejemplo: Se suele oír a menudo aquello de "disfrutar DE mis hijos". Yo siempre he renegado de este uso de la preposición DE y siempre digo que no, que de lo que se trata es de disfrutar CON. Muchos me miran como si fuese un tipo raro. Otros me dicen... "Bueno, ya me has entendido". No, no te he entendido, porque en el fondo "Somos lo que decimos" y aunque no nos lo queramos creer, generalmente nos comportamos como tal.
"Al fin de cuentas, todo es un chiste" decíamos al principio. Yo estoy convencido de que la risa y la sonrisa son parte fundamental del cambio social que pregonamos. Y para eso, tenemos que tener más que claro, que jamás nos reiremos DE, sino CON, porque insisto, reír y sonreír CON es parte fundamental de la sociedad que pretendemos construir.