Sí, soy independentista. Ahora que los catalanes lo han
puesto de moda, tengo que reconocer que me he convertido. Soy independentista. No puedo más. No quiero seguir perteneciendo a una comunidad podrida de arriba a abajo. Sí, he dicha "a abajo".
Pero no, ojo, que quede claro que no lo soy por esa exaltación patriótica que caracteriza
a la mayoría (o todos) de los nacionalismos. ¡Sólo me faltaba! No. Soy independentista porque no
quiero que me identifiquen con España, con la “marca” España. Porque ahora mismo la “marca España" marca.
Si me remonto a mi primer recuerdo "independentista" nos vamos
a principios de los ochenta, cuando el entonces Ministro de Sanidad, Jesús
Sancho Rof, Doctor en Ciencias Químicas y Catedrático de Óptica dijo aquella
famosa frase sobre el problema del aceite de colza, que asoló España (me refiero al aceite de colza, no al ministro, que también) en
aquellos años: La colza es
"Un
bichito tan pequeño que, si se cae de la mesa, se mata''. Y es que a partir de ahí, no he podido reprimir mis instintos
independentistas, porque todos y cada uno de los ministros de los gobiernos
posteriores, que han tenido que afrontar alguna dificultad grave, no han hecho nada más que "cagarla", con perdón.
Resumiendo: no aguanto más a esta gentuza. Aquí no dimite
nadie. La oposición no existe y cuando habla sólo es para decir que “no es momento de
pedir dimisiones”. ¡Por favor! ¡Que este país está hecho unos zorros! ¡Que según
termina de aparecer un escándalo aparece otro, en una ruleta sin fin! ¡Que estáis todos implicados! Sí, he dicho TODOS. Y lo peor es que todo este olor a podredumbre viene de
lejos. Esto no es cosa de hace unos pocos años. La podredumbre no ha venido con la crisis. Este país está hecho un asco
desde hace siglos. Si algo nos ha caracterizado como españoles es la resignación y la sumisión ante el poder,
que desgraciadamente se sabe intocable y actúa en consecuencia. Aquí nunca pasa nada. Aquí no dimite nadie. La oposición
está callada "como una p…", que se suele decir. ¿Será porque tiene mucho que
callar?
¡Esto es una mierda! Ya no puedo más. Cada vez que oigo las noticias me dan ganas
de vomitar. Sí, soy independentista. Soy independentista porque no veo otro remedio para salvaguardar mi dignidad como persona. No quiero que me identifiquen con lo que se está haciendo de este país. No quiero que se rían de mí, o que en el mejor de los casos les dé pena. ¿Qué pueden estar diciendo en Europa sobre nosotros? No quiero ni imaginármelo.
Todo lo que ha pasado la semana pasada me ofende como
persona, me escandaliza, me indigna, me subleva, me… Pero lo peor de todo no es que los políticos que nos gobiernan
hagan y deshagan cómo y cuándo les dé la gana. No, eso no es lo peor. Lo peor es
que somos tan pusilánimes, tan miserables que cuando corresponda volveremos a darles nuestro sumiso voto.